viernes, 15 de mayo de 2009

Continúa racha de Manzanares (Jerez)

Casi lleno. Toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presencia, nobles y flojos. José Antonio "Morante de la Puebla", ovación y una oreja. David Fandila "El Fandi", ovación y dos orejas. José María Manzanares, una oreja y una oreja. EFE

Carlos Crivell: "Cinco orejas con reses miserables"

Cinco orejas se cortaron en la tercera de Jerez, pero el buen aficionado sólo de acordó de algunos detalles sueltos de Morante con el capote o de Manzanares en sus faenas. Lo de Juan Pedro es la perdición del toreo. Es toro podrido sin vida. Así, con semejantes toros, la Fiesta se está buscando una ruina... terciados, descastados, sin fuerzas y nobles. Fue una corrida en el límite de todo lo que de ser el toro de lidia. El mejor, el quinto.

... el mejor toro de la suelta cayó en manos de El Fandi, torero afanoso que hizo lo posible por agradar, aunque a la afición le quedaron las ganas de haber podido contemplar a Morante o a Manzanares con ese mejor astado.

...Morante tropezó con dos toros nada fáciles para que su arte resplandeciera. De nuevo mostró esa faceta de torero que busca el triunfo a toda costa. Con el cuarto armó un alboroto con el capote con verónicas excelsas y chicuelinas de alto voltaje. La plaza rujió ante tanta belleza. Lástima que el animal fuera una miseria en sus arrancadas, cansinas, sin fuelle, de forma que Morante, totalmente entregado, no pudo ligar la faena, aunque se sucedieron los pasajes de gran belleza, unas veces en los naturales, otras con la derecha y siempre en los remates y los adornos. Cómo sería su labor que, a pesar de no matar bien, fue premiado con una oreja.

Manzanares cuajó un hermoso comienzo de faena al tercero con pases a media altura. Los derechazos cadenciosos fueron recibidos con júbilo. El de Juan Pedro se apagó pronto y la faena perdió calidad, pero ganó en entrega con detalles sueltos del mejor arte del alicantino. De nuevo funcionó la espada y el premio llegó a sus manos. Con el flojo sexto, Manzanares volvió a torear muy despacio por ambos pitones en una labor intermitente, la misma que imponía el toro que estaba cogido con alfileres. De nuevo surgieron pases sueltos de gran calidad que salvaron su conjunto.