Me alegra la noticia. Tuve oportunidad de conocer al ganadero Capitán Barbero (Santa Barbara) y a su hijo, Juan Carlos, excelentes personas por lo que me alegra la noticia del indulto. ¿saben que este hierro quiso traer T-Lima el año pasado a Lima? No se dio por no haber acuerdo económico, según nos dijo el hijo. Pero vamos a lo de Medellín... (por Julián Parra)
Medellín: Tarde de emociones con los toros de Barbero Se indultó al sexto por parte de Rubén Pinar.
Con algo así como media plaza en lo tendidos, pobre entrada, se dio el festejo en el que se corrieron toros de la ganadería de Santa Bárbara, encaste Domecq, línea “El Paraíso”, bien presentados y variopinta de pelaje, pues hubo negros zahínos, negros listones, castaños requemados, jaboneros sucios o barrosos, castaños salpicados.
Se puede decir que la corrida se partió en dos, los tres primeros toros exhibieron algunos defectos, como el de escarbar, tardear y colarse por algún pitón. También hay que decir que mostraron el picante de ser encastados, lo que pasa es que la tauromaquia que quieren imponer algunos toreros es la de no aceptar que ningún toros les amusgue las orejas que el toro sea perfecto y una carretita, o si no, de una por la espada y chao…
Fue lo que se vivió con el español César Jiménez, cuya labor con su primero, no duró ni cinco minutos y luego dijo en el micrófono de RCN que el no estaba a gusto y punto. Como si no existiera un mínimo de responsabilidad social y profesional de cara al público, de cara al aficionado. Otra cosa fue el César Jiménez en el cuarto toro, buen ejemplar, con calidad que se enceló en el caballo, bravo. Con el Jiménez, descalzo que lo suele hacer cuando está a gusto, según manifestó, instrumentó una tanda de naturales que la recordaremos. Más entregado, más roto, pero también más estético, aprovecho de maravilla al buen ejemplar.
Luís Bolívar en su primero estuvo rápido, toreando de mal gusto, toro que tampoco fue bueno, pero el caleño tiene suficientes argumentos para justificarse con este tipo de toros. Mató de manera desastrosa, con un golletazo inconcebible. Ya en su segundo, vimos al Bolívar de la técnica, al inteligente y listo que supo consentir al débil castaño salpicado que mostró calidad, fijeza y condiciones para el lucimiento del torero.
Rubén Pinar que si no es porque pronuncia la Z, cualquiera diría que es antioqueño de pura cepa. Lo quieren, lo arropan y él responde. Además, fue en el ruedo de la plaza de La Macarena , donde se dio a conocer y donde obtuvo triunfos que tuvieron resonancia internacional. Su apoderado nos dijo que esta es la quinta corrida que torea desde que tomó la alternativa en Nimes el año pasado. Hubo una que otra tanda buena por la derecha en el toro que indultó. Por momentos atropelló la razón, pero encontró un público con él. Hubo emoción en la plaza y la gente vibró con la corrida de Don Carlos Barbero.
El toro Indultado. “Corso”, procedencia del archiconocido 120 o “Gracioso”, del maestro Jerónimo Pimentel. Un castaño, tostado requemado, bocidorado, ojo de perdiz, de pitones cubeto que humilló, galopó, pero que le faltó final, ya que a lo último se quiso rajar y miró de manera insistente las tablas, aunque también hay que manifestar que por momentos fue mal lidiado, entre otras cosas, por la emoción de la que se llenó la plaza que en un solo grito ensordecedor, pidió el indulto.Será responsabilidad del ganadero Barbero si le echa a “Corso” a las vacas, porque ojo ganadero, usted va muy bien y sabe que al menor fallo, se viene abajo la ganadería y encausarla, son de 10 a 15 años…..usted lo sabe mejor que yo. Aquí, en la crianza del toro de lidia, prima la excelencia.
Medellín: Tarde de emociones con los toros de Barbero Se indultó al sexto por parte de Rubén Pinar.
Con algo así como media plaza en lo tendidos, pobre entrada, se dio el festejo en el que se corrieron toros de la ganadería de Santa Bárbara, encaste Domecq, línea “El Paraíso”, bien presentados y variopinta de pelaje, pues hubo negros zahínos, negros listones, castaños requemados, jaboneros sucios o barrosos, castaños salpicados.
Se puede decir que la corrida se partió en dos, los tres primeros toros exhibieron algunos defectos, como el de escarbar, tardear y colarse por algún pitón. También hay que decir que mostraron el picante de ser encastados, lo que pasa es que la tauromaquia que quieren imponer algunos toreros es la de no aceptar que ningún toros les amusgue las orejas que el toro sea perfecto y una carretita, o si no, de una por la espada y chao…
Fue lo que se vivió con el español César Jiménez, cuya labor con su primero, no duró ni cinco minutos y luego dijo en el micrófono de RCN que el no estaba a gusto y punto. Como si no existiera un mínimo de responsabilidad social y profesional de cara al público, de cara al aficionado. Otra cosa fue el César Jiménez en el cuarto toro, buen ejemplar, con calidad que se enceló en el caballo, bravo. Con el Jiménez, descalzo que lo suele hacer cuando está a gusto, según manifestó, instrumentó una tanda de naturales que la recordaremos. Más entregado, más roto, pero también más estético, aprovecho de maravilla al buen ejemplar.
Luís Bolívar en su primero estuvo rápido, toreando de mal gusto, toro que tampoco fue bueno, pero el caleño tiene suficientes argumentos para justificarse con este tipo de toros. Mató de manera desastrosa, con un golletazo inconcebible. Ya en su segundo, vimos al Bolívar de la técnica, al inteligente y listo que supo consentir al débil castaño salpicado que mostró calidad, fijeza y condiciones para el lucimiento del torero.
Rubén Pinar que si no es porque pronuncia la Z, cualquiera diría que es antioqueño de pura cepa. Lo quieren, lo arropan y él responde. Además, fue en el ruedo de la plaza de La Macarena , donde se dio a conocer y donde obtuvo triunfos que tuvieron resonancia internacional. Su apoderado nos dijo que esta es la quinta corrida que torea desde que tomó la alternativa en Nimes el año pasado. Hubo una que otra tanda buena por la derecha en el toro que indultó. Por momentos atropelló la razón, pero encontró un público con él. Hubo emoción en la plaza y la gente vibró con la corrida de Don Carlos Barbero.
El toro Indultado. “Corso”, procedencia del archiconocido 120 o “Gracioso”, del maestro Jerónimo Pimentel. Un castaño, tostado requemado, bocidorado, ojo de perdiz, de pitones cubeto que humilló, galopó, pero que le faltó final, ya que a lo último se quiso rajar y miró de manera insistente las tablas, aunque también hay que manifestar que por momentos fue mal lidiado, entre otras cosas, por la emoción de la que se llenó la plaza que en un solo grito ensordecedor, pidió el indulto.Será responsabilidad del ganadero Barbero si le echa a “Corso” a las vacas, porque ojo ganadero, usted va muy bien y sabe que al menor fallo, se viene abajo la ganadería y encausarla, son de 10 a 15 años…..usted lo sabe mejor que yo. Aquí, en la crianza del toro de lidia, prima la excelencia.