Nos esperaba el 4º y último día. Era la guinda del pastel y cómo resultó. Llegar a la casa ganadera del maestro César Rincón, Las Ventas del Espíritu Santo, ser recibidos por él y empezar con cordialidad y calidez a contarnos entretelones de la corrida, el nacimiento de su ganadería por el año 1993 cuando compró su finca, de cómo es la vida en aquellas 250 hectáreas con 500 cabezas de ganado, responder las preguntar curiosas que no indiscretas de los aficionados, es de agradecer.
Nos recibió, estuvo y acompañó como gran anfitrión todo el día. Tienta de tres vacas que nos dijo “pido disculpas porque no salieron como yo quería…” pero nos permitió conocer y disfrutar a una figura de leyenda en el toreo, a un gran ganadero y mejor persona. Quique Sifuentes y Fernando Salgado bajaron al ruedo… luego al finalizar, el maestro en persona se acercó a decir lo sorprendido que estaba “han toreado??” les preguntó. Apunté, son aficionados que incluso han toreado un festival en Acho. ¡qué bien, enhorabuena¡ que grata sorpresa, les dijo.
El almuerzo fue al calor de la chimenea porque el frío arreciaba, la neblina acostumbra cruzar por el pago, por la plaza de tientas y el palo de agua de cayó pusieron el marco especial al día que abrochamos con una guía del maestro a ver el toro que nos veterinarios de la Santamaría no dejaron pasar. Un autentico cromo casi cinqueño. Bajito de remos, rematado, un tío, engatillado de cuerna, ¡bonito el condenado¡ porque condenado ha sido a morir en plaza y cartel de menor categoría. Una pena.
Antes vimos al indultado, caminar hacia la revisión del doc, con dificultad por estar maltrecho por el esfuerzo, según nos dijo el maestro. 6 p.m. dejamos Las Ventas del Espíritu Santo para ir al aeropuerto y embarcarnos de vuelta a casa. Encantados por lo vivido y con ganas de repetirlo. Qué duda cabe que lo que dice la publicidad es cierto: “el riesgo es que te quieras quedar”.
Nos recibió, estuvo y acompañó como gran anfitrión todo el día. Tienta de tres vacas que nos dijo “pido disculpas porque no salieron como yo quería…” pero nos permitió conocer y disfrutar a una figura de leyenda en el toreo, a un gran ganadero y mejor persona. Quique Sifuentes y Fernando Salgado bajaron al ruedo… luego al finalizar, el maestro en persona se acercó a decir lo sorprendido que estaba “han toreado??” les preguntó. Apunté, son aficionados que incluso han toreado un festival en Acho. ¡qué bien, enhorabuena¡ que grata sorpresa, les dijo.
El almuerzo fue al calor de la chimenea porque el frío arreciaba, la neblina acostumbra cruzar por el pago, por la plaza de tientas y el palo de agua de cayó pusieron el marco especial al día que abrochamos con una guía del maestro a ver el toro que nos veterinarios de la Santamaría no dejaron pasar. Un autentico cromo casi cinqueño. Bajito de remos, rematado, un tío, engatillado de cuerna, ¡bonito el condenado¡ porque condenado ha sido a morir en plaza y cartel de menor categoría. Una pena.
Antes vimos al indultado, caminar hacia la revisión del doc, con dificultad por estar maltrecho por el esfuerzo, según nos dijo el maestro. 6 p.m. dejamos Las Ventas del Espíritu Santo para ir al aeropuerto y embarcarnos de vuelta a casa. Encantados por lo vivido y con ganas de repetirlo. Qué duda cabe que lo que dice la publicidad es cierto: “el riesgo es que te quieras quedar”.