México, D. F. / Domingo, 08 de febrero de 2009.
Por: Puerta Grande
Este domingo la Plaza México fue el colosal escenario que fungió como testigo de un brillante éxito no sólo para sus protagonistas, Enrique Ponce y Arturo Macías “El Cejas”, sino para los aficionados y México.
Simplemente, “histórica” es la palabra que define la decimoctava corrida de la Temporada Grande. Vale la pena subrayar tres particularidades de esta tarde, la presencia de la Primera Dama de Los Pinos, Margarita Zavala de Calderón; la corrida 1, 900 del matador español y la concesión de dos rabos en una misma tarde, siendo la última en la década de los 90’s.
La plaza registró una nutrida entrada, una suma de aproximadamente 30, 000 personas. Esto nos hace pensar que la Fiesta está encaminada a resurgir y que el buen trabajo de los empresarios habla por sí solo, esperemos que nuevamente los domingos podamos ver abarrotados los tendidos del monumental coso metropolitano.
En tarde agradable, se lidió un encierro de la ganadería mexiquense de San José, propiedad de Don Arturo Jiménez Mangas, quien se ha esmerado en colocar este hierro entre los nombres más representativos del campo bravo mexicano. Astados parejos de presentación y con buenas condiciones en general, destacando tres de seis.
Después de tres años de ausencia, el maestro valenciano Enrique Ponce dictó cátedra del toreo, como sólo los grandes saben hacerlo. Trazó una faena que tradujo en una obra de arte, llena de verdad, elegancia, temple y profesionalismo. “Notario” de 522 kg. se resistía a romper del todo, pero no tuvo otra salida más que rendirse ante las suaves “caricias” que envolvían esos largos y hondos muletazos de mano relajada, como en auténtica cámara lenta. Logró pasaportarlo con una estocada entera y ligeramente trasera, siendo válida para obtener los máximos trofeos, dos orejas y el rabo no. 121 que se corta en esta plaza.
El quinto fue completamente otra historia. El ejemplar en suerte fue un toro codicioso, terminaba la embestida queriendo puntear la muleta y sin quedarse fijo. Pero Ponce no escatimó en su intento por buscarle el lado bueno, el cual no tuvo y dejo ver una labor voluntariosa y de mucho oficio. Fue llamado a saludar al tercio y recibió una cálida ovación de todo el público.
No cabe duda, que sigue siendo el ídolo, y aunque fuera del contexto taurino, pareciera ser un “eterno romance” entre el diestro de Chiva y la afición mexicana.
Por su parte, “El Cejas” decidió dar la réplica y con la entrega que le caracteriza, demostró que quiere ser figura del toreo y se jugó la vida en su lote. El tercero no le dio pauta para redondear una faena y quedó en detalles que se le agradecen.
Pero bien dicen que no hay quinto malo, en está ocasión salió decidido y encontró tela de donde cortar. Estuvo decoroso con el capote y más tarde cuajó una faena de torero valiente y dibujo muletazos cadenciosos, gustándose. Se volcó sobre los lomos y salió de la reunión con un mal golpe, cayendo a la arena muy dolido. Y por segunda ocasión el biombo de la autoridad, asomaba el pañuelo verde, concediendo el rabo no. 122 en la historia, premio que quizá fue un tanto generoso. Un gran sector del público manifestó división de opiniones, protestando durante la vuelta al ruedo.
Pudimos constatar que Arturo Macías ha evolucionado y se le vio más sereno que en otras ocasiones donde prácticamente, quería comerse a los toros con afán de triunfar, seguro pronto conseguirá consolidarse.
Joselito Adame anduvo muy lúcido y tesonero en su quehacer. Toreó con sentimiento y aplomo. Al de la confirmación de alternativa lo pinchó y se tiró nuevamente, colocando una certera estocada en buen sitio. En su segundo, no desvaneció la entrega y ligó tandas de mucho mérito. Dejo una estocada entera, que bien valía el premio. Este último lo brindó a la señora Margarita Zavala, quien junto con su esposo, el Presidente Felipe Calderón fueron invitados por Enrique Ponce a presenciar la corrida durante la cena que sostuvieron el jueves pasado en la residencia oficial.
Finalmente, el joven de Aguascalientes se quedó cerca de la puerta del triunfo, ya que el juez de plaza Gilberto Ruiz Torres se negó a otorgar la oreja del sexto de lidia y salió de pie. Mientras que Ponce y Macías salieron en hombros con una gran sonrisa de oreja a oreja.
El próximo domingo se anuncian por tercera ocasión, los nombres de los inigualables triunfadores, el michoacano Fernando Ochoa, el extremeño Miguel ángel Perera y el capitalino José Mauricio con magníficos toros de Montecristo. Otro cartelazo… ¡exquisita Temporada Grande! ¡Enhorabuena para la Fiesta Brava!
Por: Puerta Grande
Este domingo la Plaza México fue el colosal escenario que fungió como testigo de un brillante éxito no sólo para sus protagonistas, Enrique Ponce y Arturo Macías “El Cejas”, sino para los aficionados y México.
Simplemente, “histórica” es la palabra que define la decimoctava corrida de la Temporada Grande. Vale la pena subrayar tres particularidades de esta tarde, la presencia de la Primera Dama de Los Pinos, Margarita Zavala de Calderón; la corrida 1, 900 del matador español y la concesión de dos rabos en una misma tarde, siendo la última en la década de los 90’s.
La plaza registró una nutrida entrada, una suma de aproximadamente 30, 000 personas. Esto nos hace pensar que la Fiesta está encaminada a resurgir y que el buen trabajo de los empresarios habla por sí solo, esperemos que nuevamente los domingos podamos ver abarrotados los tendidos del monumental coso metropolitano.
En tarde agradable, se lidió un encierro de la ganadería mexiquense de San José, propiedad de Don Arturo Jiménez Mangas, quien se ha esmerado en colocar este hierro entre los nombres más representativos del campo bravo mexicano. Astados parejos de presentación y con buenas condiciones en general, destacando tres de seis.
Después de tres años de ausencia, el maestro valenciano Enrique Ponce dictó cátedra del toreo, como sólo los grandes saben hacerlo. Trazó una faena que tradujo en una obra de arte, llena de verdad, elegancia, temple y profesionalismo. “Notario” de 522 kg. se resistía a romper del todo, pero no tuvo otra salida más que rendirse ante las suaves “caricias” que envolvían esos largos y hondos muletazos de mano relajada, como en auténtica cámara lenta. Logró pasaportarlo con una estocada entera y ligeramente trasera, siendo válida para obtener los máximos trofeos, dos orejas y el rabo no. 121 que se corta en esta plaza.
El quinto fue completamente otra historia. El ejemplar en suerte fue un toro codicioso, terminaba la embestida queriendo puntear la muleta y sin quedarse fijo. Pero Ponce no escatimó en su intento por buscarle el lado bueno, el cual no tuvo y dejo ver una labor voluntariosa y de mucho oficio. Fue llamado a saludar al tercio y recibió una cálida ovación de todo el público.
No cabe duda, que sigue siendo el ídolo, y aunque fuera del contexto taurino, pareciera ser un “eterno romance” entre el diestro de Chiva y la afición mexicana.
Por su parte, “El Cejas” decidió dar la réplica y con la entrega que le caracteriza, demostró que quiere ser figura del toreo y se jugó la vida en su lote. El tercero no le dio pauta para redondear una faena y quedó en detalles que se le agradecen.
Pero bien dicen que no hay quinto malo, en está ocasión salió decidido y encontró tela de donde cortar. Estuvo decoroso con el capote y más tarde cuajó una faena de torero valiente y dibujo muletazos cadenciosos, gustándose. Se volcó sobre los lomos y salió de la reunión con un mal golpe, cayendo a la arena muy dolido. Y por segunda ocasión el biombo de la autoridad, asomaba el pañuelo verde, concediendo el rabo no. 122 en la historia, premio que quizá fue un tanto generoso. Un gran sector del público manifestó división de opiniones, protestando durante la vuelta al ruedo.
Pudimos constatar que Arturo Macías ha evolucionado y se le vio más sereno que en otras ocasiones donde prácticamente, quería comerse a los toros con afán de triunfar, seguro pronto conseguirá consolidarse.
Joselito Adame anduvo muy lúcido y tesonero en su quehacer. Toreó con sentimiento y aplomo. Al de la confirmación de alternativa lo pinchó y se tiró nuevamente, colocando una certera estocada en buen sitio. En su segundo, no desvaneció la entrega y ligó tandas de mucho mérito. Dejo una estocada entera, que bien valía el premio. Este último lo brindó a la señora Margarita Zavala, quien junto con su esposo, el Presidente Felipe Calderón fueron invitados por Enrique Ponce a presenciar la corrida durante la cena que sostuvieron el jueves pasado en la residencia oficial.
Finalmente, el joven de Aguascalientes se quedó cerca de la puerta del triunfo, ya que el juez de plaza Gilberto Ruiz Torres se negó a otorgar la oreja del sexto de lidia y salió de pie. Mientras que Ponce y Macías salieron en hombros con una gran sonrisa de oreja a oreja.
El próximo domingo se anuncian por tercera ocasión, los nombres de los inigualables triunfadores, el michoacano Fernando Ochoa, el extremeño Miguel ángel Perera y el capitalino José Mauricio con magníficos toros de Montecristo. Otro cartelazo… ¡exquisita Temporada Grande! ¡Enhorabuena para la Fiesta Brava!