viernes, 6 de febrero de 2009

JT tentó en Mondoñedo


Cuenta Guillermo Rodríguez en T7...

Los anfitriones , la tercera y cuarta generación de los Sanz Santamaría echaron a la coqueta y señorial placita de tientas, retintas, negras y una castaña clara que los andaluces llaman "rubias". De distinto juego. Eso sí nunca indiferentes pra el aficionado, jamás buscanto los adentros y encastaditas en distintos grados. José Tomás sudó a mares. Estaba "enjuagado" tras cada vaquilla que exprimía hasta casi la última gota...

Impecablemente vestido "de corto" con una chaquetilla negra con botonadura de plata y un pantalón gris veteado de línea negras y botos camperos. Una barba rala, pelo ensortijado y una tímida sonrisa que rompe el ceño adusto del torero de la impávida quietud...

La regularidad de los últimos tentaderos delata el cuidado con que Gonzalo ha asimilado los consejos de Don Fermín y le ha dado un sello muy especial a la ganadería fundada en las primeras decadas del siglo 20...

José Tomás estaba dispuesto. Quería y podía. Aprovechó las condiciones de cada ejemplar, les dio sitio. Qué colocación tiene, lo que, desde luego, le permite ligar. Da 4 y cinco tandas y las lleva largo y en esa media luna detrás de la cadera explota un toreo profundo y hondo que nos hace soñar con lo que será este domingo... Como las acompaña. Les da los tiempos, salpica su obra maestra con adornos que son puro deleite. Y ese celo de quien ejerce y tiene el mando. Cuando una vaquilla le enganchaba o lo apuraba volvía con empeño por el esquivo piton hasta hacerla embestir... Ese toque oportuno, esa pausa, el ritmo en su quehacer, los cambios de mano y más filigrana que es pura torería.

Cuando una de las vaquillas fue por el pitón derecho mejor que por el izquierdo, hasta se atrevió a un gracioso comentario: "ésta es del partido contrario", se le escapó casi susurrando... Contó que pasó el invierno europeo en México, que toreó en ciudades a 3.200 metros y que estos 2.600 de Bogotá no le asustan.

Un par de vaquillas fueron de largo y galopando al caballo, otras a la primera, remolonas, pero a la segunda se lanzaban al objetivo del peto donde Cayetano ofició de varilarguero cuidadoso.

Fue una tarde para el recogimiento, para la admiración de un torero que siendo heredero de Fuentes y José, de Juan y de Don Domingo, ha ennoblecido este arte que lleva más de 300 años y que en José Tomás es pura entrega, nobleza, pasión y voluntad hecha torería.U n tentadero que ilusiona, insisto.

Degustó una cerveza Don José Tomás tras una ducha "porque estas vaquillas me exigieron" ,dijo entre serio y en broma.

No es verdad que su peculiar personalidad lo convierta en un huraño o gruñon. Se dejó tomar fotos, admitió la lisonja, se recordó a Barcelona y la despedida del maestro Rincón de la España que lo elevó a los altares en la tarde catalana donde salió por sus propios medios mientras veía abandonar el Coso al colombiano en hombros. "Fue inolvidable esa tarde", soltó como lo hizo momentos antes con el capote a una mano en esa larga.........Se tomaron fotos las señores .........Y los señores. Firmó carteles y para quien quiso conversar con él, tuvo unas palabras amables. Es verdad, José Tomás es de carne y hueso y es de este planeta aunque cuando torea nos traslade a otros mundos que como dijo Paul Eluard: Si, hay otros mundos pero están en éste.