domingo, 22 de febrero de 2009

Oreja para Juli y Bolivar en deslucida corrida de JB

Sexta corrida de abono de la temporada taurina en Bogotá. Seis toros de Juan Bernardo Caicedo de irregular juego y presentación. Dos de ellos cambiados por problemas, al parecer, en su sistema nervioso, al demostrar un comportamiento defectuoso en sus movimientos. Tarde soleada en la capital de la República para un lleno completo.Julián López "El Juli": Una oreja y palmasLuis Bolívar: Silencio y una oreja; Cayetano Rivera: Silencio y palmas. Informa RCN-Julián Parra.
En tanto que Guillermo Rodríguez señala: Desteñida y preocupante corrida de Juan Bernardo en Bogotá. Destellos de Cayetano, firmeza del Juli y grandeza de Bolívar. La corrida de Juan Bernardo no se defendió. Y los pecados taurinos son graves. No hay siquiera campo para el purgatorio.Se estrelló ella sola en medio de una ventisca de protestas y criticas.Descastada, rajada,algunos faltos de fuerza y cuando atisbabamos que uno podía servir pues una vara en la paletilla derrumba toda ilusión que comienza a exasperar al tendido. Las voces de censura al criador son evidentes y un desaprensivo lanza un grito horroroso de palabras tupidas de rabia que buscan el escarnio y de inmediato la afición lo rechaza porque entiende que la protesta civilizada es más que justificada pero no la agresión con un lenguaje pervertido por la maldad.La plaza se llenó.
Sí, el bisabuelo era de Ronda y se llamaba Cayetano. El nieto que llegó con vocación tardía al toreo, tiene barnizada la piel de toro en un árbol genealógico impresionante de rutilantes figuras. Pero hoy es solo un pálido sueño.- Tener sangre Dominguín de poco sirvió hoy por las condiciones ( malas, por cierto ) de sus dos ejemplares. EL Juli, ganoso, despavilado, con torería frunció el ceño tras llegar a la barrera al termino de la lidia de sus dos toros, cortó una oreja al primero. Tras la lidia le corearon el torero, torero. Bolívar enfrentó a ese segundo mansón y cobarde en las tablas que pegaba arreones. Le dio los adentros, se jugó el tipo con inteligencia, valor y torería. La muerte del toro fue lenta y el palco sacó una bandera blanca para una oreja que apenas cuenta tímidamente lo valioso de este torero que mostró sus credenciales de figura. Bolívar nos deleitó con ese toreo recio, castellano, sin bisuteria, sin concesiones, con respeto al toro, a favor del toro, con características de fondo y ética taurinas.
Preocupante el comportamiento errático de los toros que fueron devueltos para El Juli. Descoordinados , al parecer con evidentes muestras de un mal fisico que será analizado a fondo por el ganadero y su equipo. A los tres los despidieron con cariño. El ganadero no pudo festejar como el 30 de diciembre en Cali con dos toros indultados. Ni siquiera ese primero, hermano del Fulero caleño valió. Salimos casi en silencio, bajamos las escaleras para ganar la septima y nadie quería siquiera encontrar respuestas a lo que habíamos presenciado en otro de los carteles más rematados de la temporada. De nada valía protestar ya en la calle. Adentro se habían dirimido las razones a la sin razón de una corrida variada de presentación , pesarosa y triste de juego. Este domingo no pudo ser. Se cerró con mal sabor un ciclo que tuvo momentos elocuentes de torería.