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viernes, 30 de mayo de 2008

¿Qué tipo de aficionado es usted?

Por Alberto Alcalá

¿Qué es un aficionado? Un aficionado a las corridas de toros es aquel que asiste no por pura diversión, asiste con seriedad, está enterado de la técnica del toreo, conoce el cartel de los matadores que van a actuar desde hace tiempo. Está enterado de la ganadería a lidiarse, su encaste, su divisa, luego se informa del peso de los toros. Conoce las suertes que se practican en los tres tercios y el orden de la lidia. Para él no sólo es una corrida, es ¡un día de toros!; ha escuchado por radio los programas taurinos y se ha informado por TV. En la corrida permanece callado, o hace breves comentarios con su vecino. Protesta muy poco. Luego comenta la corrida con sus amigos y, al día siguiente, busca las páginas taurinas de los periódicos.

Hay muchas clases de aficionados. Los hay toristas, toreristas, etc. Me atrevo a decir que cada aficionado tiene sus características propias. Los hay de aquellos que entienden lo que es una corrida de toros hasta aquellos que comprenden a profundidad lo que han visto, sin equivocarse. Hay aficionados que ven salir a un toro y saben si va a servir o no, conocen los colores del pelaje de las reses y sus características y si están en tipo o no.

Hay otros matices de aficionados. Los hay desde aquellos que, siendo entendidos, coleccionan libros, objetos taurinos, fotografías, cintas con videos de corridas, impresos, etc. Los hay memoriosos, aquellos que tienen en su mente lo mucho que han leído sobre toros. También los que se saben el reglamento al dedillo. Hay aficionados "todistas". Quieren saber de todo, desde la historia del toreo, la vida de toreros, plazas, ganaderías, medicina taurina, veterinaria, etc. Algunos son aficionados prácticos que se enfrentan a becerras para "matar el gusano".

Hay también los espectadores o público que, en líneas generales, no saben de toros, pero les gusta el espectáculo, van para ser vistos. También el público de los toros es de varias clases. Unos asisten con su gorrita, cámara fotográfica, catalejos, una bota de vino, encienden su puro, gritan y piden orejas hasta para el alguacilillo. Algunos hablan con acento español.

Hacerse aficionado entendido demora años. Muchos han sido llevados desde niños por su padre, un aficionado o un pariente. Le impresiona los trajes de luces, la música, la alegría generada por la expectativa de una gran tarde, el desarrollo de la lidia. Escuchan con atención las explicaciones que se les da sobre lo que se está viendo en el ruedo y este espectáculo de "seda, sangre y sol" se les queda marcado y se hacen aficionados para siempre. Hay otros que se vuelven aficionados por muchas circunstancias. Asisten para ver una corrida y luego van permanentemente.

El instinto gregario les hace asociarse a una peña en donde gana muchos amigos y muchos conocimientos escuchando a los socios más entendidos. Del tema del aficionado a toros hay muchísimo que hablar y para empezar, conocerse, reconocerse, distinguirse.


Foto: Rosa Jiménez Cano