La faena, nos cuentan, fue redonda. Con empaque, torería y profundidad que enloqueció a los asistentes nomás abrirse de capa y desgajar los lances como sabe. Cimbreando la cintura y meciendo los brazos a compás. Pareó con los palos y en el segundo se llevó un varetazo en el cuello. Con la muleta, doblándose hacia delante consiguió dominar la mala condición de su fuerte (para su tamaño) oponente y se entretuvo para el goce de la parroquia en manejar el trapo con temple, largura, hondura y mucho valor.
Nuestro pequeño Condor volvió a volar alto. ¡ENHORABUENA TORERAZO!
Enhorabuena taurinos del Perú. ¿será que la historia taurina nos hará por fin justicia? ¿será que estamos asistiendo al nacimiento de una figura del toreo?
Ya nos lo dijo el matador don Rafafel Puga: “Andrés es un gran reto que tenemos los taurinos peruanos”.
Sólo pido que Dios y la suerte le acompañen, que el toro lo respete; por lo demás, su capote, su muleta, su valor y su corazón, lo llevarán a la cumbre. (ya es hora que a El Andi lo acompañe una bandera roja y blanca ¿o no?)