Se consumó la pachanga ayer en Acho. Fue advertido por el colega Dikey Fernandez en días pasados y la autoridad del Rímac no tomó las debidas medidas correctivas en su momento, permitiendo, una vez más que se profane un templo sagrado para los taurinos como es nuestra más que bicentenaria plaza de toros de Acho.
Es así que Leyton, su promotor-asesor y corifeo Tapia (que denuncian estuvo en Acho), tanto como su consejo taurino, han mostrado desde la pasada feria de Octubre que son incapaces de hacer respetar la categoría de la plaza y menos de hacer cumplir el reglamento de espectáculos taurinos del Rímac.
La revocatoria “taurina” la reclamamos en alguno de nuestros artículos de opinión durante la pasada feria del Señor de los Milagros viendo cómo se conducía la “autoridad” en ese momento. Por eso nos alegra que hoy el tiempo nos dé la razón.
Ante la presión mediática, se cambió lo de “gran corrida de toros” por festival. Sin embargo, en lugar de lo anunciado en cuanto a ganado, cuenta el colega Fernández, salió uno de media casta y el resto fueron cuneros, animales sin procedencia de sangre y casta conocida. Moruchos, que le llaman, y que están prohibidos de lidiar en Acho por reglamento. Todo desarrollado como capea.
El espectáculo se inició con mucho retraso, sin presidente en el palco (o sea sin autoridad), hubo varios paseíllos, uno tras otros los actuantes, los novilleros de luces, los aficionados de corto, luego una cuadrilla bufa, y luego el ejecutor de la Suerte Nacional. Ni una sola bandera del Perú, cuando todos los actuantes deben haber sido autóctonos. No hubo banda sino orquesta. Y para colmo, los funcionarios de la municipalidad del Rímac, trabajaron en la puerta de cuadrillas uno, y el otro de torilero (Ackerman y Cruzado, respectivamente). Se cobró el ingreso a los baños, se colocaron toldos y publicidad, el patio de Sombra fue convertido en estacionamiento y en lugar de pasodoble en algún momento sonó una cumbia. Vergüenza ajena deberían haber sentido los actuantes: Berly Montes, Eldo Ercilla, Manolo López, Angel Jiménez y el otrora profesional Ricardo Bustamante.
El organizador de esta pachanga fue el señor Walter Sánchez de “Todas las sangres producciones”. A ver si le cae alguna sanción o multa. A propósito, no se sabe si a los de la anterior pachanga ya les cobraron o no.
Pido a los taurinos que vivan en ese distrito –dice Fernandez- acompañarme al Jurado Nacional de Elecciones a comprar un software y con los planillones en mano, solicitar firmas para la revocatoria del alcalde Víctor Leyton. Un alcalde que no puede hacer cumplir un simple reglamento difícilmente podrá manejar una comuna.
¡Taurinos del Rímac, unidos, revoquemos a Leyton!