No tiene el sabor y el gracejo del personal en Sevilla pero da mucho de sí. Un ambiente especial, diferente. Los previos, el gentío, es casi un estdio de fútbol. Impone su fachada tanto como entrar por su puerta grande.
Ver a ese Yiyo elevándose a los cielos y más allá, por el patio de arrastre, vivir a la tout taurina, ganaderos, toreros en activo y en retiro, periodistas, mediáticos, es como estar por "LA" alfombra roja del séptimo arte.
32 tardes de toros que se inician HOY. Esa es Madrid y su plaza de Las Ventas. Yo no se si es “el mundial del toreo” como ha calificado mi amigo Mario Juarez en Burladero, o si cabe mejor llamarla “los olímpicos”. Creo que entre los Chopera y la FIFA huelgan decir las diferencias.
El año pasado tuve la suerte de caer por ahí algunas corridas en un viaje que tuvo dos propósitos iniciales y uno adquirido al llegar. Y si me permiten la licencia, se los cuento.
Primero e importante, asistir al funeral de mi gran amigo y corresponsal don Javier Izquierdo al año de su partida. Días emotivos, intensos y emocionantes, con su espíritu siempre presente.
Luego era objetivo y deseo asistir a la primera puerta grande en Madrid de Sebastián Castella. ¿por qué? Se preguntará usted. Fácil. Pocos en este país pueden darse el lujo de decir ¡a ese lo ví desde que estaba en pañales taurinos!.
Fue en una novillada en Cali, con la misma voz y sin barba en proeycto, un 25 o 26 de diciembre del año 1999, cuando concurrimos al llamado de estar en la última corrida del Siglo XX. Desde entonces, nos enganchó. Como usted, tuvimos oportunidad de seguirlo y verlo cuajarse en lo que hoy es, aquí en Lima y sus varias incursiones en la Feria del Señor de los Milagros. Por la apuesta de empresarios con visión taurina como la del Consorcio de Acho. Por eso, y porque tengo como recuerdo una foto con su primer Escapulario del Señor de los Milagros, por cómo ese torero está enganchado con Lima, y porque algún audez le robó varias veces la cartera de la gloria y le privó de salir a hombros rumbo a la calle de Alcalá. Ese deseo teníamos. Deseo que se cumplió y con mayor sorpresa cuando vimos al novillero Antonio José Pavón Galán, sobrino de nuestro “Loco Galán”, aventarse al ruedo desde un palco en lo alto, para levantar a su amigo en hombros.
Recuerdo que durante toda la corrida desde mi asiento, gentilmente invitado por don Marino Gómez, que en paz descanse, enviaba mensaje de texto a Lima para relatar como iba la corrida. Incluso entramos en directo para la radio. Verlo salir a hombros, cumplía el segundo propósito del viaje.
Tercero y último lo fuimos trabajando día a día, noche a noche, para mantener el paso firme y conseguir la mejor colección de amaneceres de España. La Romera, una finca preciosa de los hermanos Izquierdo, alguno más en Corella, ciudad natal del amigo Javier; inenarrable ver amaneceres de Madrid y contemplar como va cambiando de colores el cielo (ahora me explico aquella exhibición “cielos de Madrid); alguno también en San Sebastián y acaso otro por La Arena… viajes, experiencias y muchos toros. En plaza o en sillón, que muy cómodas se pueden ver ahora a través de la tele, sin sofocos, sin lluvia, pero con poca emoción y muy analizada.
Madrid, la que da y quita. Por dar, vimos también como empujó la plaza entera la salida a hombros de Matías Tejela, y esa tarde metidos entre los del 7. Todo un espectáculo y una osadía, vale la experiencia. Suerte a los olímpicos que llegan a jugarse la gloria con la vida. Suerte especial para los americanos (o él americano), porque abran el paso a otros para años venideros. Esto sí es un reclamo.
El año pasado tuve la suerte de caer por ahí algunas corridas en un viaje que tuvo dos propósitos iniciales y uno adquirido al llegar. Y si me permiten la licencia, se los cuento.
Primero e importante, asistir al funeral de mi gran amigo y corresponsal don Javier Izquierdo al año de su partida. Días emotivos, intensos y emocionantes, con su espíritu siempre presente.
Luego era objetivo y deseo asistir a la primera puerta grande en Madrid de Sebastián Castella. ¿por qué? Se preguntará usted. Fácil. Pocos en este país pueden darse el lujo de decir ¡a ese lo ví desde que estaba en pañales taurinos!.
Fue en una novillada en Cali, con la misma voz y sin barba en proeycto, un 25 o 26 de diciembre del año 1999, cuando concurrimos al llamado de estar en la última corrida del Siglo XX. Desde entonces, nos enganchó. Como usted, tuvimos oportunidad de seguirlo y verlo cuajarse en lo que hoy es, aquí en Lima y sus varias incursiones en la Feria del Señor de los Milagros. Por la apuesta de empresarios con visión taurina como la del Consorcio de Acho. Por eso, y porque tengo como recuerdo una foto con su primer Escapulario del Señor de los Milagros, por cómo ese torero está enganchado con Lima, y porque algún audez le robó varias veces la cartera de la gloria y le privó de salir a hombros rumbo a la calle de Alcalá. Ese deseo teníamos. Deseo que se cumplió y con mayor sorpresa cuando vimos al novillero Antonio José Pavón Galán, sobrino de nuestro “Loco Galán”, aventarse al ruedo desde un palco en lo alto, para levantar a su amigo en hombros.
Recuerdo que durante toda la corrida desde mi asiento, gentilmente invitado por don Marino Gómez, que en paz descanse, enviaba mensaje de texto a Lima para relatar como iba la corrida. Incluso entramos en directo para la radio. Verlo salir a hombros, cumplía el segundo propósito del viaje.
Tercero y último lo fuimos trabajando día a día, noche a noche, para mantener el paso firme y conseguir la mejor colección de amaneceres de España. La Romera, una finca preciosa de los hermanos Izquierdo, alguno más en Corella, ciudad natal del amigo Javier; inenarrable ver amaneceres de Madrid y contemplar como va cambiando de colores el cielo (ahora me explico aquella exhibición “cielos de Madrid); alguno también en San Sebastián y acaso otro por La Arena… viajes, experiencias y muchos toros. En plaza o en sillón, que muy cómodas se pueden ver ahora a través de la tele, sin sofocos, sin lluvia, pero con poca emoción y muy analizada.
Madrid, la que da y quita. Por dar, vimos también como empujó la plaza entera la salida a hombros de Matías Tejela, y esa tarde metidos entre los del 7. Todo un espectáculo y una osadía, vale la experiencia. Suerte a los olímpicos que llegan a jugarse la gloria con la vida. Suerte especial para los americanos (o él americano), porque abran el paso a otros para años venideros. Esto sí es un reclamo.
Dicen que por unos cuantos Euros, ahora la podremos seguir por Internet. Inspeccionaremos.
