REDACCIÓN/Daniel Peña / Querétaro
NOTA PUBLICADA: 1/26/2011
Al unísono de ¡Torero, torero, torero!, y salida en hombros, así fue despedido el matador de toros José María Luévano, luego de la misa de cuerpo presente que se celebró en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en San Juan del Río, Querétaro.
Como el lunes por la noche en el funeral, ayer volvieron a acudir familiares, amigos y figuras del toreo nacional para darle el último adiós al diestro de Aguascalientes, quien perdió la vida en un accidente en la carretera Querétaro-México.
“Es algo que no quisiéramos nadie pasar por algo así. Tuve la fortuna de ser su primer apoderado, de ser su amigo y creo que está de sobra decir que era un gran amigo… hay mucha gente que lo vino a acompañar y a decirle adiós… sin duda un gran ser humano, un gran torero y un gran amigo”, señaló el empresario y primer apoderado de Luévano, José Luis Ramírez.
El cortejo fúnebre llegó a la parroquia unos minutos antes de la una de la tarde; el ataúd fue sacado de la carroza por familiares y amigos del matador y llevado al Santuario. A su lado, su esposa Laura Fernández de Cevallos Vaca, quien abrazó fuertemente el capote de paseíllo del diestro.
“Luévano fue siempre una persona honesta, decidida y que gustaba de disfrutar cada minuto dentro y fuera del ruedo. Nos llevaremos un gran recuerdo”, apuntó el matador Antonio Urrutia, presidente de la Asociación Nacional de Matadores.
Al despedir al matador, acudieron 300 personas que no cupieron en el Santuario. Afuera, muchos más, entre ellos el ganadero Fernando de la Mora, los matadores Jorge Gutiérrez, Ignacio Garibay y José de Jesús ‘El Glison’. Al finalizar la misa, el matador fue sacado en hombros en su última tarde.