En años anteriores y para estas fechas ya la afición sabía de la próxima licitación de la plaza de Acho y de las reglas que regirían ésta. Vemos con preocupación como pasa el tiempo y el panorama sigue sin ninguna información al respecto. Hay que poner a funcionar el sistema porque el tiempo juega en contra, tanto para el arrendatario como para el arrendador.
Y sobretodo, para el aficionado, sustento de la feria, por lo que Expreso se acercó a las oficinas de la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana a conversar con el doctor Mario Valcárcel Aragón, director general del Área Inmobiliaria de la entidad. Lo que encontramos no fue alentador.
Nos cuenta el doctor Valcárcel, que resultó siendo antiguo aficionado por herencia familiar, que existe actualmente una inmovilidad absoluta e incertidumbre respecto al tema debido a que el futuro inmediato de la institución benéfica es una incógnita. No saben en realidad – se supone que se sabrá a fin de mes – si la Beneficencia se mantendrá bajo la férula del Ministerio de la Mujer, como hasta ahora, o si pasará a formar parte de la Municipalidad de Lima, y esto hace que no exista ningún avance en relación al procedimiento para nombrar al nuevo inquilino de Acho. Está todo detenido hasta que se defina este asunto, paralizado totalmente, y con ello también las nuevas políticas de funcionamiento de la institución.
Recordemos que hace muy pocos días el presidente anunció, con bombos y platillos, el traspaso de la Beneficencia del Callao al Municipio Provincial del puerto, por lo que todo hace suponer que con la de Lima sucederá igual. Ello traería consigo probablemente que la flamante administración municipal de la ciudad – recién en plena etapa de instalación – no sólo nombre nuevos responsables en la conducción de la entidad propietaria, sino nuevas políticas respecto a su funcionamiento. Y ello, como es fácil de suponer, sería desastroso para la pronta solución a la interrogante planteada sobre el futuro de la plaza y de la feria. Porque, como sabemos como funcionan las cosas en la administración pública peruana, ello supondría no contar con nuevo arrendatario hasta junio o julio, por lo menos, sin tiempo suficiente para una buena organización. Habrá que apurar mucho las cosas, por el bien de todos.