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domingo, 29 de agosto de 2010

Video 8ª de Bilbao. Oreja a Enrique Ponce, verdad de Urdiales, vergüenza torera de Fandiño herido.

Por Pedro Abad-Schuster

La temporada más sangrienta, quizás de cuantas se recuerden en el orbe taurino ha visto caer este día nuevamente a varios toreros. La corrida de Bilbao se la perdió Perera a muy última hora al presentar parte médico de la lesión de espalda, tras varios días con molestias e infiltrado.

Antes en este 2010, José Tomás estuvo a punto de perder la vida en América, y hoy esperan su soñada vuelta Acho en Lima (el 5 de diciembre con Juli, Ponce y toros de Roberto Puga), o Aguascalientes, o Madrid, o Barcelona. Hoy cayeron Fandiño y su banderillero Mario Romero en Bilbao con cornadas serias, también Ferrera. Además Luis Mariscal y Julio Aparicio superaron dantescos percances recientes. Y Cayetano Rivera Ordóñez se recupera de clavícula partida la semana pasada.

Bilbao el día de hoy ha sido la penúltima del ciclo y ha visto triunfar a Enrique Ponce con una oreja, en tarde de inmensa significación para el torero y el toreo, por lo que representa el inigualable maestro valenciano.

El video de la corrida del sábado 28 de agosto 2010 está en el link (copiar y pegar): http://www.plus.es/feriastaurinas/player_video.html?xref=20100828pluutmtor_1.Ves

6 toros del Puerto de San Lorenzo, desiguales de presencia, mansos, flojos, descastados los dos primeros, complicado el 3º, noble y boyante el 4º, peligrosos los dos últimos. Dos tercios de plaza.

Enrique Ponce: ovación, oreja. Diego Urdiales: ovación, ovación. Iván Fandiño: silencio en el único que lidió.

El 1º de la corrida para Ponce, manso, soso, corto en sus embestidas, incierto y flojo, apenas tuvo recorrido, con poca casta, sin transmitir al tendido. Ponce le hizo una faena simplemente acompañando sus embestidas tras el cite. Apenas lo llevó toreado en algún muletazo suelto, sin más. Dos pinchazos, entera caída y trasera.

El 4º de la tarde para el maestro valenciano, de 538 kilos, justito de trapío, negro, delantero, manso, noble y embestidor. Le dieron algo en la primera vara y muy poco en la segunda, por lo que llegó el toro con pies a la franela. Ponce lo vio con esa proverbial clarividencia suya y brindó a la plaza para faena plena de estética, muy en su línea, donde destacó lo accesorio sobre lo fundamental; los trincherazos, las poncinas, unos circulares limpios y largos de los finales, los adornos genuflexos, sobre el toreo al natural o con la derecha. Elegancia en esas tandas en las que anduvo al hilo. Supo conjugar con la música durante brillantes pasajes del trasteo, tirándose con ganas –veía claro el trofeo-, para estocada entera pero caída que imposibilitaron las dos orejas.

Ponce con el que pasaportó por Fandiño herido, vergüenza torera del valenciano para rematar al peligroso animal que no admitía ni un solo lance. Se dobló con el toro como un maestro, lo despachó de pinchazo hondo.

Diego Urdiales con el 2º, un inválido, manso y descastado de 571 kilos, negro y tocado de cuerna, manso, inválido y descastado animal, gazapón por momentos, incómodo, y que acabó parándose en seguida. El riojano lo intentó, bien colocado, sacándole un buen derechazo en la tercera tanda –mandando, templando y en redondo-. Media desprendida.

El 5º para Diego Urdiales fue un tío hondo, serio y descomunal, manso peligroso y bronco ¡de 613 kilos y 6 añitos!, con toda la barba, negro de capa, con dos puñales tocados por arriba; cuando no humillaba era más alto que el torero. Urdiales anduvo todavía más serio, enseñando lo que es la ética del toreo. Siempre bien colocado o cruzándose, en el lugar de mayores riesgos, aguantando el tipo frente al toro que rebañaba los finales de los muletazos. Faena con emoción sincera, siempre contenida, exteriorizada apenas en las terroríficas coladas en las que pasaba ese tren a milímetros de la taleguilla del riojano, que sólo de milagro no llegó a ser herido. No hubo preciosismo sino autenticidad; no hubo limpieza porque cabeceaba en bruscas acometidas. Hubo valor y entrega, hubo VERDAD, en un arte de héroes como el de la tauromaquia. El público sufrió lo suyo, porque la emoción puede ser generosa y alegre, desbordante y feliz, o angustiosa y atormentada, abrumada y terrible; pero al fin la plaza entera respiró cuando dobló el toro tras dos avisos.

El 3º de la tarde, para Fandiño, otro cinqueño, pájaro negro salpicado y bragado corrido además de girón, con cuernos tocados y raro del zurdo, de mal agüero, se comportó mansamente en varas y luego gazapón, brusco y corto. Empezó desarmando el capote de Fandiño. Al torero vizcaíno le faltó echarle más muleta por delante para embarcarle –pese al gazapeo-, y traérselo más sometido por bajo, tirando más de sus embestidas. No lo hizo, y colocado al hilo, sin demasiada limpieza. Seis pinchazos.

El 6º que cerró plaza mandó a la enfermería al matador Fandiño, así como a su banderillero Mario Romero, ambos con cornadas serias. El toro de casi 6 años y 541 kilos, un negro meano, con dos astifinos y veletos pitones, manso y peligroso a la sazón. El toro fue complicándose a cada paso; esperó bastante en banderillas por el zurdo, pero ni por uno ni por otro se mostró claro en los inicios del trasteo. Se coló en el segundo muletazo que Fandiño le dio por la derecha, bronco, incierto, cabeceando siempre, hasta desarmarle a renglón seguido; y en la siguiente tanda le prendió por la parte alta del muslo derecho infiriéndole una cornada seria en dos tiempos y trayectoria ascendente de muy feas condiciones. Iván hubo de pagar su tributo de sangre a la vergüenza torera

Parte de Iván Fandiño: Herida por asta de toro en el tercio medio del muslo derecho de 15 centímetros ascendente y que presenta un orificio de salida en el tercio medio superior del mismo muslo. Presenta afectación de tejido subcutáneo que diseca lateralmente la safena interna en una trayectoria de 2 centímetros y dislaceración muscular. Intervenido bajo anestesia general. Parte de Mario Romero: Herida por asta de toro en el tercio medio de la cara lateral del muslo derecho con orificio hacia adentro de diez centímetros que presenta dos trayectorias, una, la más profunda diseca el fémur y desgarra el cuadriceps con hemorragia profusa de vasos musculares y no afectación de vasos femorales. La segunda trayectoria descendente intermuscular no lesiona a vasos musculares. Otra herida en el glúteo. Intervenido bajo anestesia general.

Fotos 8ª: http://www.mundotoro.com/auxiliar/galerias2010/Bilbao2808/fs_aux.html http://www.burladero.com/festejos/013698/bilbao/agosto