Por Pedro Abad-Schuster
Bilbao. 6ª de abono. La corrida del jueves 26 de agosto 2010 está en el link siguiente (copiar y pegar): http://www.plus.es/feriastaurinas/player_video.html?xref=20100826pluutmtor_1.Ves
Bilbao, jueves 26 de agosto. 5 toros de El Ventorrillo, bien presentados, de generosas cabezas, pero bajos de raza, mansos, flojos, 3º y 6º nobles y embestidores; 1º, 2º y 4º descastados y boyares. Un toro de Ortigao Costa (5º) bien presentado, manso, flojo pero embestidor. Lleno a reventar.
Enrique Ponce: silencio, vuelta. El Juli: silencio, oreja. Manzanares: ovación, oreja. La corrida remontó en los toros finales sin triunfo resonante, merced a dos de los diestros en mejor forma del momento.
Dos bueyes iniciales: 1º de Ponce, de 543 kilos, colorado, tocado y con leña, manso, protestón y corto; no pudo Enrique Ponce sacar nada en claro. 2º de Juli, de 557 en la tablilla, castaño, tocado, manso, flojo y rajado por completo a cada intento. Juli no lo intentó de veras.
3º para el alicantino José María Manzanares, un toro de 577 kilos, delantero de armas, manso, flojo, algo brusco al principio y más noble y embestidor después. Inicios sucios y enganchados, sin cogerle el aire, con abuso de pico, llevándoselo para afuera. Luego vinieron los mejores momentos del trasteo de la mitad para adelante. José María le fue cogiendo mejor la distancia y la velocidad a la embestida, templando mucho más, arrastrando más las arrancadas, con mando, largos los muletazos, encajado de riñones, muy bien acompañando con el cuerpo para marcar la estética del lance, volcándose sobre el morrillo de su oponente. Los remates anduvieron a la altura, buenos los de pecho o las trincheras, pero sin acertar de pleno con la espada. Ovación.
Ponce con el 4º de la tarde, otro rajado animal o buey de carreta para el valenciano. Menos mal que con maestría se le impuso, cuando se olvidó de componer la figura y se decidió a apostar por la lidia. Con 608 kilos, negro bragado y meano de pelaje, delantero de cuerna, y manso, mular y rajado hasta el final, que entraba como un mulo desde la segunda tanda. Faena más efectista que profunda. Aprovechando la querencia a tablas le dio un par de tandas por alto para no molestar, y sólo ganó enteros cuando se peleó con el bicho y evitó que huyese, una y otra vez, en dos series a derechas, sujetando de veras al animal, sacándole lo que no tenía. Ahí sí que estuvo en maestro. Un aviso dejaron aquello en ovación y vuelta tras esa petición excesiva.
Y al fin salieron dos toros, más que justos de energías, pero que tuvieron enfrente a dos toreros en la sazón. Por algo están en lo más alto. Ni el Juli ni Manzanares han querido irse de vacío esta tarde de Bilbao con dos toros que, en principio, mostraron flojedad y poca fijeza en el primer tercio, mansearon en varas, pero en los que pudieron hallar un fondo de nobleza y aguante como para permitirles durar bastantes minutos.
El 5º para El Juli, de Ortigao Costa, al que lo fue haciendo, y al que si le hubiese bajado la mano desde el principio, tal y como hizo en los finales, hubiera derribado. Un colorado ojo de perdiz, de 576 kilos, mansito, flojito, pero que tuvo fondo y buen son. Le exigió Julián en la tercera serie, bajándole la mano y llevándoselo más en redondo, y rodó el toro por los suelos. Le dosificó cogiendo el ritmo, para que bajara la cara sin desplomarse, para con la mano izquierda decidirse a torear a partir de la siguiente tanda. Y vaya si le aguantó hasta cinco tandas más, con ambas manos y con técnica marca Juli con suavidad, tirando de él como se debe, en corto –porque tampoco se desplazaba el toro como para permitirse toreo del largo- y en redondo. Tandas, no obstante algo irregulares, sin recargar, que podrían haber tenido mayor intensidad y profundidad en el trasteo. Estocada entera, sólo una oreja por petición suficiente.
Manzanares con el último, de 532 kilos, castaño de capa, manso, flojo, pero con nobleza y aguantando hasta el final, en faena que también fue a más. Faena aseada sin ser rotunda, limpia y ajustada al toro, ligada. A Manzanares también le faltó mejor colocación y no tener que recurrir a ese paso para atrás para ligar e intentar alargar el lance, encajarse más y meterse el toro desde el principio. Luego vino un soberbio, fantástico cambio de mano, como recurso para quitarse el toro de debajo, y una tanda final de adornos de mucho toreo: dos ayudados por alto, llevando al toro, un precioso molinete de mano muy baja y una trinchera de las buenas. Y ejecutó la suerte suprema tirándose como mandan los cánones para una estocada apenas un dedo delantera, de la que rodó el toro tras dos pasos y apoyar el morro en el estribo. Justo premio a la labor realizada, faena interesante, sin más, creciéndose en los remates, y con estocada superior. Fuente: cope.
Fotos de la 6ª:
http://www.burladero.com/galerias/013648/bilbao/agosto/corrida/toros http://www.mundotoro.com/auxiliar/galerias2010/Bilbao2608/fs_aux.html