Por Larry Perez Quiroz desde Cajamarca
Corrida la segunda tarde en el Distrito de Llapa, hicieron el paseíllo los novilleros Pablo Miramontes de México, el Español Sergio Ferrer y los matadores Antonio Bricio y Paco Céspedes, el ganado que se lidió fue de Salahual, lamentablemente muy flojos de manos y con muy poca fuerza, salvo el lidiado por Bricio y corrido segundo en el orden de lidia.
Abre plaza Pablo Miramontes ante un bonito Salahual pero que pierde las manos constantemente y sólo llega bien al capote, con un par hacen rodar al animal y por lo tanto no pudo ligar faena, demostrando también su falta de oficio, entra a matar recetando en primer intento una estoca extremadamente baja, luego de varios intentos con la espada, descabella generando el descontento de la afición.
Al segundo lo lidia Antonio Bricio, sale alegre y con el capote lo recibe muy templado, el animal repite con calidad, Mikulac señala, con la muleta lo somete rápidamente por ambos pitones, toreando de rodillas, lo que pone de pie a la afición, despacha al bicho con una estocada en todo lo alto, los jueces otorgan las dos orejas.
En tercer lugar Paco Céspedes recibe al peor de la tarde por su falta de fuerza, un animal que más paraba por el piso, pero que el matador con mucha clase supo sacarle partido, lamentablemente marra con los aceros y luego de intentar descabellar, con una media hace rodar al animal.
En cuarto orden Sergio Ferrer realiza una faena que más caló en la afición por lo tremendista ya que realizaba desplantes de rodillas en muchas ocasiones, con la muleta no estuvo muy fino, despacha de una estocada ligeramente baja y es premiado con una oreja, lo sorprendente de la tarde es que los jueces otorgan el premio como mejor matador a Sergio Ferrer y como mejor banderillero a Santiago Arrieta, lo destacable fue la asistencia del público que en la primera abarrotó los tendidos y en la segunda con tres cuartos de plaza puso colorido a la fiesta brava y también el interés de los organizadores por mejorar cada año sus tardes taurinas, que si no hubiera sido por la falta de fuerza de los astados, hubiesen coronado una bonita fiesta.