Francisco Rivera Ordoñez "el medallista" toreó ayer en Valencia, cortó oreja y tuvo fuerte petición de otra no concedida. Ya dicen que es el toro el que da y quita... pero el público del "corazón" da más que quita. Es cuestión de couché a color ¿o no?
Hernanz lo cuenta así: "Rivera ni se rebeló ni se arreó en ese para tapar bocas. Al revés. El madrileño, visto el toro de bravo y celoso galope y humillada y franca embestida, cumplió disciplinado con el guión. Banderillas, comienzo de faena de rodillas, varias series de trámite en los medios y rápido al tercio para meterse en circulares y accesorios. La locura. Cayó hasta un sombrero al final. De paja. Estocada caída y mortal. Oreja y petición de la segunda. Bien el palco, como casi toda la feria".
Para Barquerito Rivera "gana un plebiscito... Una oreja y casi dos para una faena arropada por una mayoría incondicional y cariñosa".
Y Del Moral apunta: "le bastó irse por lo fácil para ser incesantemente piropeado y aclamado. Efectos, sin duda, opuestos a los que hace días pretendieron humillarle para que, a partir del lío de las medallas, le sucediera lo contrario. Todo salió, pues, al revés de lo esperado. Inimaginable pensar qué no hubiera sucedido de habársela jugado Rivera como lo hizo en tantas ocasiones".
... No faltaron los siempre celebrados ranazos de Manuel Díaz al final de su segunda faena, por llamar de alguna manera al destajo de pases sin la menor gracia ni interés que compusieron sus dos trasteos. Tampoco evitarán las largas cambiadas de rodillas con que se arrancó Rivera Ordóñez al salir su segundo toro y los muy fáciles pares de banderillas que colocó después porque, sobre casi todo lo demás, mejor que será que se haya velado. Y de César Jiménez, solamente algunos lances de sus respectivos recibos, el variado quite que hizo al quinto toro y los muy entonados principios de sus dos faenas porque ambas se fueron viniendo abajo en su segunda mitad, en parte porque sus toros también fueron a menos, en parte por carentes de suficiente compromiso del espada.
Fuera medallas, la corrida de Manolo Gonzalez sirvió, con 3 toros buenos, en los dos hierros de la casa. Toros de González Sánchez Dalp (1º y 2º), Jarrama (3º) y Manolo González (4º, 5º y 6º). Nobles y manejables en conjunto salvo el desrazado y manso 2º. Destacaron 1º, 4º y 5º. Debió, dicen, ser mejor aprovechada por la terna. El Cordobés, silencio tras aviso y oreja tras aviso.Rivera Ordóñez, saludos y oreja con petición de la segunda.César Jiménez, saludos tras aviso y oreja tras aviso. (foto buraldero)