El español David Gil se alzó como triunfador en la corrida mixta en mano a mano al cortar la oreja de su segundo animal. El novillero Alfonso Simpson por su parte, poca suerte tuvo y apenas pudo cosechar palmas en su primero de un festejo condicionado por el ganado de Salagual, mansurrón en general, con poca fuerza y hasta orientado. Otro tanto condicionó la pésima condición del ruedo y el deteriorado estado del coso. Se hizo un minuto de silencio en recuerdo del novillero y mozo de espadas Luis Sánchez “Sanchito”.
LA PORTATIL
Con nueva ubicación en terrenos del colegio Tupac Amaru en Villa María del Triunfo, por un lado la excesiva arena del ruedo hundían los pies hasta el tobillo (imagínense los toros). Por otro, el pésimo estado de mantenimiento (si es que le dan) de la plaza portátil Torokuna hizo el resto. Bastó que el primer animal derrotara en un burladero para casi desencajarlo del suelo. Cuando salió el segundo, que derrotó en el mismo lugar con fuerza, hasta lo hizo volar por los aires. La suerte fue que el animal choqueado, quedó inerte en la arena, en el mismo hueco que había creado.
De no ser así, en el callejón hubiera sucedido una tragedia de proporciones. Lo mismo pasó en el burladero de enfrente. Añadir la ausencia de los templadores que sujetan y aprietan las tablas del ruedo, por lo que las maderas saltaban hasta por un resoplido del animal. En un momento, eso hizo que uno de los fierros que anclan el ruedo con las barreras, saltara y casi hiere a un espectador de primera fila. Inconcebible que los actuales propietarios de esta portátil, en su momento orgullo por su solidez y comodidad, la tengan en estado tan deplorable y peligroso para los actuantes y los espectadores.
AMBOS POR ENCIMA DE SU LOTE
De no ser así, en el callejón hubiera sucedido una tragedia de proporciones. Lo mismo pasó en el burladero de enfrente. Añadir la ausencia de los templadores que sujetan y aprietan las tablas del ruedo, por lo que las maderas saltaban hasta por un resoplido del animal. En un momento, eso hizo que uno de los fierros que anclan el ruedo con las barreras, saltara y casi hiere a un espectador de primera fila. Inconcebible que los actuales propietarios de esta portátil, en su momento orgullo por su solidez y comodidad, la tengan en estado tan deplorable y peligroso para los actuantes y los espectadores.
AMBOS POR ENCIMA DE SU LOTE
David Gil estuvo con el oficio, pundonor y honradez que lo caracteriza. Se entregó sin ambages a un animal sin recorrido, mirón, que lo buscaba, muy orientado y avisado. Hay quien circuló el rumor que este animal había sido meneado en una noche de copas cuando la ciudad huele a sahumerio nazareno. ¿? El hecho es que así pareció: tocado. Su segundo, un toro con edad y cuajo le echaba el capote abajo y se frenaba. El puyazo bien ejecutado de David de la Barra en algo lo despertó.
Pero Gil plantó faena en cercanías para hacer pasar al mansurrón que tragaba de a 3. Por izquierda, lo intentó y consiguió pocos muletazos, era corto y buscón. Concluyó con desplantes. Recetó un espadazo que bastó y por tal material puntuaba su labor para doble trofeo, pedido por el público ¿será contagioso lo del consejo taurino del Rímac? Eso de que no se premia como se merece porque el toro era manso… ¿y en una portátil?
Foncho Simpson no tuvo mejor suerte. Su primero que parecía iba a funcionar quedó choqueado del derrote relatado, encima encajó los pitones en la arena y se pegó una tremenda voltereta de la que descoordinó los cuartos traseros. Algo mejoró al transcurrir los minutos porque hacia el final de faena le permitió torear por derechazos limpios, templados, tapándole la cara y pulseando siempre para alargar su recorrido. No estuvo acertado con la espada pero recibió una cariñosa ovación.
En el que cerró plaza pudo lucirse de capa (única vez en la tarde). El animal apretaba hacia tablas y puso en aprietos al subalterno Dennis Castillo al salir de un par de banderillas, de no ser por el capote que echó a la cara del bruto su suegro Fernando Gonzales “El Pato” que no toreaba, otra cosa estaríamos contando. Bien lo toreó por derecha, templando a pesar de la descompuesta embestida que por la zurda tuvo peligro. Como lo tuvo al no entregarse cuando entraba a matar y le ponía los pitones en el pecho, incluso recortando la salida. Al tercer intento que dejó la espada fue prendido de la chaquetilla y zarandeado feamente.
En resumen, una tarde fría, rara, gafada, desvariada. ¿Habrá sido el espíritu insurreccionista, alterador, reaccionario ante lo español de Tupac Amaru que campeó por la arena del Torokuna?.
Foncho Simpson no tuvo mejor suerte. Su primero que parecía iba a funcionar quedó choqueado del derrote relatado, encima encajó los pitones en la arena y se pegó una tremenda voltereta de la que descoordinó los cuartos traseros. Algo mejoró al transcurrir los minutos porque hacia el final de faena le permitió torear por derechazos limpios, templados, tapándole la cara y pulseando siempre para alargar su recorrido. No estuvo acertado con la espada pero recibió una cariñosa ovación.
En el que cerró plaza pudo lucirse de capa (única vez en la tarde). El animal apretaba hacia tablas y puso en aprietos al subalterno Dennis Castillo al salir de un par de banderillas, de no ser por el capote que echó a la cara del bruto su suegro Fernando Gonzales “El Pato” que no toreaba, otra cosa estaríamos contando. Bien lo toreó por derecha, templando a pesar de la descompuesta embestida que por la zurda tuvo peligro. Como lo tuvo al no entregarse cuando entraba a matar y le ponía los pitones en el pecho, incluso recortando la salida. Al tercer intento que dejó la espada fue prendido de la chaquetilla y zarandeado feamente.
En resumen, una tarde fría, rara, gafada, desvariada. ¿Habrá sido el espíritu insurreccionista, alterador, reaccionario ante lo español de Tupac Amaru que campeó por la arena del Torokuna?.