Luis Miguel Dominguín volverá a la plaza de toros de Madrid y su hijo, el cantante y compositor Miguel Bosé vuelve a cantar en Lima, esta noche.
Bosé visitó ayer al presidente del Congreso del Perú declarándose el abanderado y dispuesto a ser la imagen de nuestra fibra de algodón “Tanguis” en el Perú y si hace falta en el mundo. Como propuesta y respuesta a su compromiso en defensa de los campesinos peruanos. Fue obsequiado con un sombreo y poncho típico de nuestro país.
Todo esto sucede en el tiempo que su padre, Luis Miguel Dominguín, vuelve a ser noticia porque su figura volverá a la plaza de Madrid, donde se autoproclamó el numero uno del toreo, en una escultura del artista Ramón Aymerich. La figura fue erigida un año después de la muerte del torero –acaecida el 8 de mayo de 1996 - por suscripción popular y a instancias de un grupo de amigos del torero entre los que se encontraban Manzanares, “Litri”, “Espartaco”, Pablo Lozano, “Antoñete” y Jaime Ruiz “El Soro”; los ganaderos Samuel Flores, Jaime de Pablo Romero y Antonio Pérez de San Fernando; los periodistas y escritores Luis María Ansón, Tico Medina, Federico Jiménez Losantos, Andrés Amorós y Carlos Abella; entre muchísimos otros.
El padre y el hijo
Cuenta el escritor y taurino Andrés Amorós que una tarde, Luis Miguel le dijo una frase que le gustaba mucho repetir. Según él, un taxista, al escuchar su nombre, le identificó como el padre del popular cantante. Apostillaba con sorna el diestro: "¡Haber matado cientos, quizá miles de toros, para acabar siendo el padre de Miguel Bosé!".
La historia suele repetirse. Curiosamente, a Luis Miguel le había pasado ya, de joven, con su padre. Lo revela, en 1949, su biógrafo Alfredo R. Antigüedad, por boca de Domingo padre: "Ya empezaba a hablarse en las tertulias taurinas de "los hijos de Dominguín", cosa que a los chicos les gustaba, pero que a Luis Miguel le hacía decirme algunas veces: "Luego dirán de ti: 'El padre de Dominguín".
Bosé y los toros
Belén Ordóñez cuenta una anécdota del joven cantante: "Durante una corrida, el segundo toro le pegó un revolcón a Francisco [Rivera Ordóñez]. Miguelito Bosé se tiró veloz desde la barrera y fue el primero que llegó al quite. Mi hija Belén y yo pasamos más miedo por Miguel que por Fran. ¡Vaya susto! Y qué valor el de Miguel "Patas Largas", como le llamábamos…".Es exactamente el mismo mote que le daban a su padre, de jovencillo.
El hijo y el padre…
Más allá de esas coincidencias, hay que reconocer que Miguel Bosé siguió un camino muy distinto al de su padre. Así lo afirma el propio cantante en 1996, asegurando que Luis Miguel habría preferido que se hubiera parecido más a él, y no tanto a su madre.
No se puede negar que Luis Miguel no fue un buen marido para Lucía Bosé. Unido a eso, tampoco creo que dedicara a sus hijos dice Amorós. Siempre ha presumido Lucía Bosé de que su sensibilidad estética es el origen de la carrera artística de Miguel. Y de que su padre no supo comprenderlo: "Cuando Picasso le pone mallas a Miguelito, el torero le dice: "Pablo, tú quieres convertir a este niño en maricón"". En julio de 2007, el cantante ha contado que su padre quiso desvirgarle con una prostituta, a la que él terminó enseñando a leer. Sin embargo, el tiempo pasa y algunas veces sirve para suavizar roces familiares.
En los últimos años se ha producido un claro acercamiento retrospectivo de Miguel Bosé a la figura de su padre. Además de dedicarle “el hijo del capitán Trueno”, está su actitud política, muchas veces polémica y justificaciones de Bosé como: "Aportaba esa gran sabiduría callejera, pero refinada por el trato con intelectuales. Eso le acercaba a lo que son las izquierdas, la intelectualidad, el pensamiento, lo que crea el progreso, todo lo más revolucionario… Mi tío conseguía que mi padre toreara para financiar revoluciones en Sudamérica. Mi padre era consciente de lo que hacía. Y es que hay historias de la vida que están muy por encima de las ideas". Ahora, dice Amorós, lo proclama, rotundamente, como su "gran maestro".
En unas palabras autobiográficas publicadas esta semana en la revista Caretas Bosé apunta: “durante mis camaleónicos 30… fue una época brillante, divertida por la que agradezco haber pasado de boca en boca y que por fin despertó el Dominguín que había en mí y por el que mi padre tanta admiración y complicidad sentía. Fui la fiel consecuencia de su puro ADN, lo que en resumen y en verdad soy”.
Bosé visitó ayer al presidente del Congreso del Perú declarándose el abanderado y dispuesto a ser la imagen de nuestra fibra de algodón “Tanguis” en el Perú y si hace falta en el mundo. Como propuesta y respuesta a su compromiso en defensa de los campesinos peruanos. Fue obsequiado con un sombreo y poncho típico de nuestro país.
Todo esto sucede en el tiempo que su padre, Luis Miguel Dominguín, vuelve a ser noticia porque su figura volverá a la plaza de Madrid, donde se autoproclamó el numero uno del toreo, en una escultura del artista Ramón Aymerich. La figura fue erigida un año después de la muerte del torero –acaecida el 8 de mayo de 1996 - por suscripción popular y a instancias de un grupo de amigos del torero entre los que se encontraban Manzanares, “Litri”, “Espartaco”, Pablo Lozano, “Antoñete” y Jaime Ruiz “El Soro”; los ganaderos Samuel Flores, Jaime de Pablo Romero y Antonio Pérez de San Fernando; los periodistas y escritores Luis María Ansón, Tico Medina, Federico Jiménez Losantos, Andrés Amorós y Carlos Abella; entre muchísimos otros.
El padre y el hijo
Cuenta el escritor y taurino Andrés Amorós que una tarde, Luis Miguel le dijo una frase que le gustaba mucho repetir. Según él, un taxista, al escuchar su nombre, le identificó como el padre del popular cantante. Apostillaba con sorna el diestro: "¡Haber matado cientos, quizá miles de toros, para acabar siendo el padre de Miguel Bosé!".
La historia suele repetirse. Curiosamente, a Luis Miguel le había pasado ya, de joven, con su padre. Lo revela, en 1949, su biógrafo Alfredo R. Antigüedad, por boca de Domingo padre: "Ya empezaba a hablarse en las tertulias taurinas de "los hijos de Dominguín", cosa que a los chicos les gustaba, pero que a Luis Miguel le hacía decirme algunas veces: "Luego dirán de ti: 'El padre de Dominguín".
Bosé y los toros
Belén Ordóñez cuenta una anécdota del joven cantante: "Durante una corrida, el segundo toro le pegó un revolcón a Francisco [Rivera Ordóñez]. Miguelito Bosé se tiró veloz desde la barrera y fue el primero que llegó al quite. Mi hija Belén y yo pasamos más miedo por Miguel que por Fran. ¡Vaya susto! Y qué valor el de Miguel "Patas Largas", como le llamábamos…".Es exactamente el mismo mote que le daban a su padre, de jovencillo.
El hijo y el padre…
Más allá de esas coincidencias, hay que reconocer que Miguel Bosé siguió un camino muy distinto al de su padre. Así lo afirma el propio cantante en 1996, asegurando que Luis Miguel habría preferido que se hubiera parecido más a él, y no tanto a su madre.
No se puede negar que Luis Miguel no fue un buen marido para Lucía Bosé. Unido a eso, tampoco creo que dedicara a sus hijos dice Amorós. Siempre ha presumido Lucía Bosé de que su sensibilidad estética es el origen de la carrera artística de Miguel. Y de que su padre no supo comprenderlo: "Cuando Picasso le pone mallas a Miguelito, el torero le dice: "Pablo, tú quieres convertir a este niño en maricón"". En julio de 2007, el cantante ha contado que su padre quiso desvirgarle con una prostituta, a la que él terminó enseñando a leer. Sin embargo, el tiempo pasa y algunas veces sirve para suavizar roces familiares.
En los últimos años se ha producido un claro acercamiento retrospectivo de Miguel Bosé a la figura de su padre. Además de dedicarle “el hijo del capitán Trueno”, está su actitud política, muchas veces polémica y justificaciones de Bosé como: "Aportaba esa gran sabiduría callejera, pero refinada por el trato con intelectuales. Eso le acercaba a lo que son las izquierdas, la intelectualidad, el pensamiento, lo que crea el progreso, todo lo más revolucionario… Mi tío conseguía que mi padre toreara para financiar revoluciones en Sudamérica. Mi padre era consciente de lo que hacía. Y es que hay historias de la vida que están muy por encima de las ideas". Ahora, dice Amorós, lo proclama, rotundamente, como su "gran maestro".
En unas palabras autobiográficas publicadas esta semana en la revista Caretas Bosé apunta: “durante mis camaleónicos 30… fue una época brillante, divertida por la que agradezco haber pasado de boca en boca y que por fin despertó el Dominguín que había en mí y por el que mi padre tanta admiración y complicidad sentía. Fui la fiel consecuencia de su puro ADN, lo que en resumen y en verdad soy”.
Foto actual, EFE