Fecha de Publicación: 10/10/2009 10:29:25 AM
(tomado de www.noticierotaurino.com)
De insensatez, dislate, locura sin sentido, o como prefieran cabe calificar que Michelito vaya a debutar con caballos a la temprana edad de 11 años. Será, si nadie lo remedia, el próximo 8 de noviembre, en la peruana ciudad de Lima.
Michelito, a quien seguro que muchos de ustedes habrán visto en televisión, en reportajes emitidos por telediarios y demás programas taurino y de esos que sólo se acercan al mundo del toro en contadas ocasiones, y sólo si son casos llamativos, una cornada mortal, un niño que torea... Es ese jovencito que próximamente actuará con los montados.
Yo vi, a su padre, Michel Lagravère, debutar sin caballos en ruedos españoles. Ocurrió tal efeméride el 12 de julio de 1981, en la plaza extremeña de Cabeza la Vaca, mi pueblo. El cartel, que estaba compuesto por el citado novillero galo, junto a Manuel Suero Batalla y el rejoneador segedano Ricardo Murillo Tarrete, ante novillos de la vacada sevillana de Ricardo Peña. Recuerdo con claridad meridiana que Michel estuvo bien, en líneas generales, agradaron sus formas y repitió la temporada siguiente en un festejo el día de la Cruz; sin embargo, Suero Batalla no dio una a derechas, resultando volteado en un sinfín de ocasiones. Parece que lo esté viendo...
Lagravère, anunciado en aquel cartel con be, por entonces tenía diecinueve años, ocho más que su hijo, hoy. Y el debut con caballos no lo efectuó hasta un año después, en la misma fecha de día y mes, con utreros de los Hijos de Pablo Mtnez. Elizondo, en la francesa plaza de Eauze. A los veinte años, una edad, podría pensarse que una edad normal para debutar con caballos.
No entiendo las prisas del padre e, imagino que con el consentimiento de la madre, para que un niño, nunca mejor dicho, se vista de luces para estoquear toritos de tres años. Quiero pensar que no es por motivos económicos. ¿Qué será lo próximo verle tomar la alternativa con trece años?.
Buscando un paralelismo con Joselito El Gallo, uno de los toreros más precoces de la historia taurina, y entendiendo que este joven franco-mexicano, del que hablan maravilla, en el mejor de los casos pudiese llegar a ocupar al menos la mitad de espacio que ocupó el menor de los Gallo en el espectro taurino, también pierde la batalla del raciocinio.
Gallito se puso su primer traje de luces, con un año y pico más que lo está haciendo el joven Michelito. Aconteció tal hecho en Jerez de la Frontera y aún no había cumplido los trece años, el 19 de abril de 1908, vistiendo de verde y azabache un traje alquilado para la ocasión en la sevillana casa Prada, para estoquear becerros, de imponente trapío, pero becerros.
No soy contrario a que los niños toreen. Sí lo soy a que lo hagan profesionalmente a esas edades tan tempranas, en las que lo único que están ganando es ver como pierden su infancia. Al niño que quiere ser torero hay que mimarle, y cuidarle, aún más en estos tiempos que corren. Enseñarle a torear de salón, a que se pruebe con alguna añoja en el campo, a que profundice en la fiesta no sólo con clases prácticas sino con conocimientos técnicos y teóricos, que sea un buen aficionado ante todo, y sobre todo. Pero todo ello junto con su instrucción como persona en el colegio, haciendo vida normal de niño, con sus juegos y sus amigos. Lo demás no deja de ser una anomalía.
APUNTE: Qué razón lleva don Antonio, ¡qué razón lleva!
Michelito, a quien seguro que muchos de ustedes habrán visto en televisión, en reportajes emitidos por telediarios y demás programas taurino y de esos que sólo se acercan al mundo del toro en contadas ocasiones, y sólo si son casos llamativos, una cornada mortal, un niño que torea... Es ese jovencito que próximamente actuará con los montados.
Yo vi, a su padre, Michel Lagravère, debutar sin caballos en ruedos españoles. Ocurrió tal efeméride el 12 de julio de 1981, en la plaza extremeña de Cabeza la Vaca, mi pueblo. El cartel, que estaba compuesto por el citado novillero galo, junto a Manuel Suero Batalla y el rejoneador segedano Ricardo Murillo Tarrete, ante novillos de la vacada sevillana de Ricardo Peña. Recuerdo con claridad meridiana que Michel estuvo bien, en líneas generales, agradaron sus formas y repitió la temporada siguiente en un festejo el día de la Cruz; sin embargo, Suero Batalla no dio una a derechas, resultando volteado en un sinfín de ocasiones. Parece que lo esté viendo...
Lagravère, anunciado en aquel cartel con be, por entonces tenía diecinueve años, ocho más que su hijo, hoy. Y el debut con caballos no lo efectuó hasta un año después, en la misma fecha de día y mes, con utreros de los Hijos de Pablo Mtnez. Elizondo, en la francesa plaza de Eauze. A los veinte años, una edad, podría pensarse que una edad normal para debutar con caballos.
No entiendo las prisas del padre e, imagino que con el consentimiento de la madre, para que un niño, nunca mejor dicho, se vista de luces para estoquear toritos de tres años. Quiero pensar que no es por motivos económicos. ¿Qué será lo próximo verle tomar la alternativa con trece años?.
Buscando un paralelismo con Joselito El Gallo, uno de los toreros más precoces de la historia taurina, y entendiendo que este joven franco-mexicano, del que hablan maravilla, en el mejor de los casos pudiese llegar a ocupar al menos la mitad de espacio que ocupó el menor de los Gallo en el espectro taurino, también pierde la batalla del raciocinio.
Gallito se puso su primer traje de luces, con un año y pico más que lo está haciendo el joven Michelito. Aconteció tal hecho en Jerez de la Frontera y aún no había cumplido los trece años, el 19 de abril de 1908, vistiendo de verde y azabache un traje alquilado para la ocasión en la sevillana casa Prada, para estoquear becerros, de imponente trapío, pero becerros.
No soy contrario a que los niños toreen. Sí lo soy a que lo hagan profesionalmente a esas edades tan tempranas, en las que lo único que están ganando es ver como pierden su infancia. Al niño que quiere ser torero hay que mimarle, y cuidarle, aún más en estos tiempos que corren. Enseñarle a torear de salón, a que se pruebe con alguna añoja en el campo, a que profundice en la fiesta no sólo con clases prácticas sino con conocimientos técnicos y teóricos, que sea un buen aficionado ante todo, y sobre todo. Pero todo ello junto con su instrucción como persona en el colegio, haciendo vida normal de niño, con sus juegos y sus amigos. Lo demás no deja de ser una anomalía.
APUNTE: Qué razón lleva don Antonio, ¡qué razón lleva!