Por Pedro Julio Jiménez Villaseñor
El ex banderillero español, Juan Cubero, hermano del malogrado “Yiyo”, ha dejado “el equipo”, “Tauromagia”, en el que están Arturo Saldívar, Mario Aguilar y Sergio Flores, Octavio García, “El Payo”, se desvinculo de ellos hace meses. Ha declarado desde España que necesita descansar y que los novilleros tienen que tener una atención más personalizada... Esto es lo que dice el maestro, la verdad de la separación creo que no va por ahí y como quiera que sean las cosas y su decisión es muy respetable, Julio Esponda, el licenciado que aporta la economía del grupo no ha dicho nada, deberemos de esperar sus declaraciones y creo que esto no tardara en suceder...
Los aun novilleros, Mario no tarda en llegar para hacerse matador de toros, tienen un futuro muy amplio y urge esto se decida, conocer quien los apodere en el futuro y acabe de rematar los conocimientos, y administración, que les compartió Juan... “Tauromagia” debutó a todos ellos en la plaza “México” con sonoros éxitos y solo el más nuevo de ellos, Sergio Flores, no lo hizo como sus compañeros en la plaza “Las Ventas” de Madrid... Nadie niega que el trabajo del español fuera muy profesional y definitivamente un ejemplo a seguir, que lastima de esto pero las carreras de los muchachos debe de continuar y ser debidamente rematada... Y ahora... “Yo vi llorara a la plaza “México”, yo estaba en el tendido la tarde del domingo 14 de junio del año de 1964, en el cartel, para Sergio Zermeño, Jorge Carrasco y el debut de Alfonso Ramírez Ibarra “Calesero Chico”, seis de “San Antonio de Tríana”... Al tercero de la tarde, “Monarca”, Alfonso le ha armado uno de los “tacos” mas fuertes, más impresionantes, más artísticos que esa enorme plaza pueda recordar, le corto un apéndice que es lo de menos, lo que valía era la estructuración de planteamiento de
Alfonso en su labor... Para esta hora las gradas ardían de emoción, habíamos visto una faena que nos hacia brincar de nuestros asientos, entrada a la antigüita, entrada con casi media plaza, Alfonso con el sentimiento a flor de piel nos lo transmitía, eso solo lo hacen los toreros grandes, los fenómenos y Alfonso en esos momentos, en esa tarde y en esa faena fue un fenómeno lleno de arte puro... y eso no fue todo... Al salir “Chaparrito”, el sexto, esa grata impresión creció al extremo, ¡qué solidez de prospecto!, la profundidad del trazo, ese toreo izquierdista no sólo con quinta esencia, sino con una técnica envidiable y un derroche de calidad, lo que los taurinos conocen como el arte puro del que hablaba líneas arriba... La emoción nos embargaba, era tal que había personas con lagrimas en los ojos, me incluyo, indescriptibles momentos que vivíamos... Recuerdo perfectamente que a la mañana siguiente decía la primera pagina de un diario deportivo capitalino de color azul... ¡Y bajaron los ángeles a la plaza México!. Otro encabezo... ¡El Mesías taurino ha llegado!, decía uno mas...
¡Perfecta!. Así se consideró esa labor de un joven que, como su padre, el esteta aguascalentense, don Alfonso Ramírez Alonso, “El Calesero”, consecuentemente no hurtó ese perfume en su trazo, sino que lo heredó, lo lleva en las venas... Lastima, el destino le tenia señalado otro camino pero lo que hizo en esa y varias tardes mas ahí queda... Hable telefónicamente con Alfonso hace solo 48 horas y recordábamos ese 14 de junio del año de 1964, nunca lo podré olvidar, esas tardes pasan a la historia y pocas veces se han repetido, desde aquí reitero mi estimación a toda esa familia en donde tengo varios compadres... ¡Un abrazo, Alfonso!... Nos Vemos.
Los aun novilleros, Mario no tarda en llegar para hacerse matador de toros, tienen un futuro muy amplio y urge esto se decida, conocer quien los apodere en el futuro y acabe de rematar los conocimientos, y administración, que les compartió Juan... “Tauromagia” debutó a todos ellos en la plaza “México” con sonoros éxitos y solo el más nuevo de ellos, Sergio Flores, no lo hizo como sus compañeros en la plaza “Las Ventas” de Madrid... Nadie niega que el trabajo del español fuera muy profesional y definitivamente un ejemplo a seguir, que lastima de esto pero las carreras de los muchachos debe de continuar y ser debidamente rematada... Y ahora... “Yo vi llorara a la plaza “México”, yo estaba en el tendido la tarde del domingo 14 de junio del año de 1964, en el cartel, para Sergio Zermeño, Jorge Carrasco y el debut de Alfonso Ramírez Ibarra “Calesero Chico”, seis de “San Antonio de Tríana”... Al tercero de la tarde, “Monarca”, Alfonso le ha armado uno de los “tacos” mas fuertes, más impresionantes, más artísticos que esa enorme plaza pueda recordar, le corto un apéndice que es lo de menos, lo que valía era la estructuración de planteamiento de
Alfonso en su labor... Para esta hora las gradas ardían de emoción, habíamos visto una faena que nos hacia brincar de nuestros asientos, entrada a la antigüita, entrada con casi media plaza, Alfonso con el sentimiento a flor de piel nos lo transmitía, eso solo lo hacen los toreros grandes, los fenómenos y Alfonso en esos momentos, en esa tarde y en esa faena fue un fenómeno lleno de arte puro... y eso no fue todo... Al salir “Chaparrito”, el sexto, esa grata impresión creció al extremo, ¡qué solidez de prospecto!, la profundidad del trazo, ese toreo izquierdista no sólo con quinta esencia, sino con una técnica envidiable y un derroche de calidad, lo que los taurinos conocen como el arte puro del que hablaba líneas arriba... La emoción nos embargaba, era tal que había personas con lagrimas en los ojos, me incluyo, indescriptibles momentos que vivíamos... Recuerdo perfectamente que a la mañana siguiente decía la primera pagina de un diario deportivo capitalino de color azul... ¡Y bajaron los ángeles a la plaza México!. Otro encabezo... ¡El Mesías taurino ha llegado!, decía uno mas...
¡Perfecta!. Así se consideró esa labor de un joven que, como su padre, el esteta aguascalentense, don Alfonso Ramírez Alonso, “El Calesero”, consecuentemente no hurtó ese perfume en su trazo, sino que lo heredó, lo lleva en las venas... Lastima, el destino le tenia señalado otro camino pero lo que hizo en esa y varias tardes mas ahí queda... Hable telefónicamente con Alfonso hace solo 48 horas y recordábamos ese 14 de junio del año de 1964, nunca lo podré olvidar, esas tardes pasan a la historia y pocas veces se han repetido, desde aquí reitero mi estimación a toda esa familia en donde tengo varios compadres... ¡Un abrazo, Alfonso!... Nos Vemos.