La ONG Weber es la enemiga número 1 de la fiesta de toros en el mundo y ahora empujaba la ONU a tamaño despropósito. Lean y opinen.
Que digan de un solo niño con problemas de empatía y violento que sea taurino o torero para que dictaminen tal cosa.
Peor aún. Que digan con estadísticas en mano cuanto daño hacen los video juegos y programas violentos de televisión a los que los niños están expuestos sin censura por horas diariamente en sus vidas. Piense usted cuánta exposición puede tener un niño en los toros, si apenas serían unas cuantas horas al año para nada comparable con lo anterior.
Increíble es que quieran entrometerse en políticas de estado de esta forma porque ven que con su dinero y argucias mediáticas no han podido a pesar de haber comprado congresistas en los últimos años.
Otro frente de defensa que los taurinos abogados y constitucionalistas deberán asumir como suyas para defender el germen de nuestra afición.
Solo concluyo. Abimael Guzmán, el genocida que mató una sociedad con su insanía, fue un niño sin afición. En cambio, casi contemporáneo, y paisano de Arequipa, un niño que tuvo en su abuelo el ejemplo que le sembró la curiosidad por las corridas de toros, con el tiempo se convirtió en laureado escritor, Mario Vargas Llosa. Ahí lo dejo.
