Sebastián Castella con el primero que fue un toro con mucha fijeza, noble, pero no sobrado de codicia ni alegría, estuvo firme y templado, seguro, en cercanias. Poderoso. Pinchó y entera, aplaudido al terminar su labor pero luego silencio. Dice el torero que el público lo ha medido mucho, yo creo que podría ser el "síndrome" de abrir cartel.