viernes, 20 de mayo de 2011
Madrid. Oreja para Manzanares
Un burraco de bonitas hechuras, aceptado, del hierro de Juan Pedro Domecq, metió bien la cara en el capote de Manzanares que lo condujo con temple y cadencia, cerrando el saludo a una mano de mucho torería, de cartel. La gente desde el inicio mucho con el torero. Con la muleta lo entendió, le dio pausas y no tuvo prisas para construir una faena de mucho temple y mimo, también de mucha profundidad y hondura, acompasada, mejor por derecha porque embistió mejor el toro, que por la izquierda, donde los muletazos fueron breves pero con hondura y lentitud sutil en el trazo. Una estocada bastó para concederle la oreja, segunda de la tarde.