DIAZ REYES. La izquierda de El Cid, las verónicas de Luque y el valor obcecado de Perera reflotaron una tarde gris que pareció condenada por los toros, flojos y desrazados, a un irremisible naufragio. MAS
BARQUERITO. AL TORO de la corrida del Puerto, que fue el cuarto, le dio fiesta buena y sabia El Cid. La corrida venía para entonces tropezada. Eran casi las ocho y media, se habían soltado ya cinco toros pero arrastrado sólo tres y la cosa parecía en deriva de naufragio. MAS
C.R.V. Mundotoro.Esta enésima resurrección de El Cid apelando a sus ancestros, la mano izquierda. Este enésimo y penúltimo ninguneo a lo grande y grandioso, Perera. Esta forma de tratar de imponer su justicia una minoría. Esa forma de abanta estulticia a media sonrisa de la gran mayoría sin voz. Para ambos sectores, en la tarde de hoy, en la enhorabuena entregada con justicia a el El Cid y la enhorabuena robada a Perera, una frase del madrileño más madrileño de todos, Quevedo: “Donde hay poca justicia, es un peligro tener razón”. MAS
Jueves, 19 de mayo de 2011. MADRID. Plaza de toros de Las Ventas. 10ª de San Isidro. Nubes,14ºC. Lleno. Ocho toros, seis de Puerto de San Lorenzo, 3º bis deSalvador Domecq y 5º después de correr turno con el 2º devuelto deCarmen Segovia bien pero distintamente presentados excepto 2º bis chico. Todos flojos y escasos de raza. Devueltos por inválidos 2º y 3º. El Cid , silencio y oreja. Miguel Ángel Perera, saludo tras aviso y palmas tras aviso. Daniel Luque, silencio y silencio.