miércoles, 18 de mayo de 2011

Madrid. Las claves de Moncholi: ¡Ufff! ¡Por fin! Talavante en estado puro...

Buraldero.com / MIGUEL ÁNGEL MONCHOLI
17/05/2011 23:33

Sí, Uff! Por fin! No, no me refiero a que por fin se abrió la Puerta Grande, sino a que por fin Talavante recuperó la senda de su buen toreo. Perdónenme los amantes de la estadística, pero para mí dos orejas, y una salida a hombros, tienen menos importancia que la consistencia que lo motivó.

Dejo para mi compañero Javier Hernández y mis colegas la crónica, o la crítica, sea cual sea el género elegido, que desarrolle lo acontecido sobre la arena venteña. Y asumo mi papel complementario de análisis y reflexión sobre los porqués que motivaron el éxtasis colectivo.

Primero, un toro. Un toro bravo de El Ventorrillo. Que derribó, sobre todo espectacularmente, y con suerte para el piquero. Una suerte de varas desigual y un tercio de banderillas irregular. Hasta ahí, poco más que destacar. Y a partir de ahí, un toro convertido en máquina de embestir, con nobleza, codicia, repetición y por todo ello, también con transmisión.

Y segundo, un torero. Nada que ver con el Talavante de su reciente actuación, el pasado domingo. Crecido, convencido, ambicioso, firme y dispuesto. Desde el principio en los medios, sin enmendarse, con la diestra. Planteamiento de una faena que seguiría tomando vuelo.

Vuelo que se sustentaría en el ritmo, cadencia, temple y pulso de Alejandro. Un natural salido de un muñecazo sutil y poderoso. Y más tandas por ese pitón. Arrastrando la muleta, mandando Talavante en la exigente embestida.

Y series de adornos ligados, por arriba, invertidos, de pecho. Un prodigio de variedad. Y un prodigio de apuesta personal: una estocada aguantando, impensable en quien tantas tardes fallaba a espadas.

Así, un toro bravo y un torero entregado. Esas fueron las claves para que todos pudieran disfrutar de una faena de ensueño, inteligente y preciosista, cincelada con la técnica de quien esculpió una obra arriesgada e intensa que supo al mejor Talavante de su historia en esta plaza. Uff! Por fin! Alejandro Talavante en estado puro...