Perera toreó con suavidad al segundo, un toro al que le planteó una faena medida e inteligente coronada de una estocada algo delantera. El toro, de mucha calidad, no estaba sobrado de fuerzas y Perera supo afianzarlo para terminar cortándole las orejas. Otros dos trofeos sumó del quinto, el mejor de los lidiados, un toro de enorme clase y nobleza al que Miguel Ángel cuajó de principio a fin. Lo recibió con templadas verónicas a pies juntos, quitó por tafalleras, arrancó con la muleta en los medios con sus clásicos cambiados y después bajó la mano en series de gran emoción en la primera parte de faena, para acabar metiéndose entre los pitones en un segundo tramo más efectista. La estocada, algo trasera y un punto caída, no fue óbice para que volviera a pasear el doble trofeo.
Juan Bautista, que lo intentó sin resultado ante el desfondado primero, cortó las dos orejas del cuarto, un encastado animal de Cuvillo con el que apostó por la distancia corta en una faena en la que acabó imponiéndose al toro. Las bernardinas finales calaron en el público que, tras la estocada final, pidió -y consiguió- las orejas para el francés. Daniel Luque se topó con el lote más deslucido del festejo
(APLAUSOS)