jueves, 8 de abril de 2010

Catalunya siempre fue taurina

Cataluña siempre fue taurina, es lo que recuerda en un amplio volúmen el escritor Raúl Felices en el que describe la "Historia de la Tauromaquia catalana desde la Edad Media a nuestros días".

"La misma ilusión que tuve en mi adolescencia cuando quise ser torero la he tenido en este exhaustivo trabajo», destaca el autor (Barcelona, 1968) que cumple con esta obra su objetivo de «demostrar a unos y recordar a otros la antigüedad, la tradición y el esplendor de su pasado taurino». El libro, de Ediciones Bellaterra, hace un minucioso recorrido por todas las plazas de toros que han existido en las cuatro provincias catalanas, para adentrarse en un segundo tercio que presenta las biografías de todos los toreros catalanes. Desde Peroy hasta Serafín Marín, pasando por el emblemático y polifacético Mario Cabré o Joaquín Bernadó.

De Bernadó es precisamente el epílogo de la obra en la que el ahora profesor de la Escuela de Tauromaquia de Madrid lanza un saludo a la afición que le aupó y ante la que toreó tantas tardes. «¡Seiscientos años de cultura taurina catalana a disposición de aficionados y profesionales del mundo del toro!, incluso yo diría que al alcance de la mano de cuantos antitaurinos que quieran conocer, mucho o poco, aquello que critican y desean abolir». Añade Bernadó: «Yo que he toreado más de doscientas cincuenta tardes en las plazas de toros de Barcelona, que he vivido en profundidad la afición, la pasión del pueblo catalán llenando las mismas, agradezco este libro del único editor de obras taurinas existente en Barcelona».

Y es que «Catalunya taurina» ofrece además cuatrocientas páginas de texto, unas cuarenta plenas de carteles de todas las épocas y otras ciento setenta de fotografías que repasan diestros y momentos de especial importancia para la afición catalana. La de Manolete con el empresario Pedro Balañá Espinós en la habitación del hotel antes de que el «monstruo» comenzara a vestirse de luces, es una de las imágenes quizás más significativas. De un lado, la figura máxima del toreo -más de setenta tardes en Barcelona-; de otro el mítico empresario que hizo de la Ciudad Condal la capital del toreo con temporadas que en calidad y cantidad mejoraban incluso la programación de Madrid.

Además de los toreros catalanes se enumeran todos los diestros que tuvieron acogida en esta tierra y se les consideró catalanes. La lista de novilleros, banderilleros, picadores, toreros cómicos, y mozos de espada se hace tan amplia como abrumadora y significativa de la fuerza que tuvo el mundo taurino entre la sociedad, especialmente la de Barcelona.
Otro de los puntos que da idea de la dimensión y el gran peso específico que ha tenido Cataluña en el devenir del toreo se aprecia en la larga lista de diestros que en Barcelona tomaron la alternativa. El primero Peroy, y de ahí en adelante de Ignacio Sánchez Mejías a Paquirri, de Antonio Márquez a Julio Robles, de Domingo Ortega a Juanito Bienvenida, de Pepín Martín Vázquez a Chamaco, de Pablo Lozano a César y todos los hermanos Girón.

La crítica taurina y los medios, y un recorrido por las tertulias y rincones en donde los aficionados escribieron su propia historia, son el colofón de una obra que reivindica la Fiesta en Cataluña.
Fuente: Angel ABAD en ABC