Sevilla, jueves 22 de abril de 2010. Dos tercios de plaza. El link es: http://feriastaurinas.plus.es/player_video.html?xref=20100422pluutmtor_1.Ves
6 toros de Alcurrucén,la corrida no me ha gustado ni por trapío, ni hechuras ni por su juego en general. Mansa, descastada, con toros bruscos o buscando tablas –cuando no chiqueros-, los hubo complicados y bruscos y los que embistieron apenas sin clase alguna. Algo pudo salvarse un 1ro que fue a menos, y el 3ro, éste sí que embistió metiendo la cara, con arreones pues le costaba a veces arrancar. Por lo demás, también los toros faltaron al sagrado deber de la verdad de la casta y la entrega.
Curro Díaz: ovación y silencio. Matías Tejela: silencio y silencio. Rubén Pinar: vuelta y ovación.
Curro Díaz, que es torero de clase, apenas nos regaló hoy con algunos medios lances de cartel. Su 1ro, de 530 kilos, vareado de carnes y justito de trapío, un manso que tuvo embestidas sin demasiada entrega, hasta venirse a menos. Lo tanteó con elegancia, sacándolo a medios, aguantó las brusquedades iniciales y las miradas. Hoy ha habido mucho toro mirón en el ruedo, quizá preguntándose por qué no se adelantaba la muleta, se citaba con la panza o se le embebía en los vuelos del trapo-. Desde fuera, mentira casi universal en estos tiempos, ligó Díaz -a media altura-, sin interés por alargarle el viaje, un par de tandas a derechas, y más parado el animal, a medida que se acortaban distancias, le sacó otra a base de dos o tres toques por entrada. Lo de acortar distancias, ahogando al toro, es otro de los recursos mentirosos que tantas veces vemos.
El 5to para Matías Tejela, de 540 kilos, fue un toro –éste sí-, berrendo en colorado, bizco del pitón izquierdo, manso, complicado, brusco y sin clase. Otra vez vimos lo mismo que antes, colocación excéntrica, toreo periférico, algo de suciedad en algunos momentos y poco más. El toro, vaya en su descargo, acudía más franco al cite cuando se colocaba; por lo demás algo brusco, topón y parándose a veces a medio pase –no sé si por no seguir la muleta-. Pinchazos y una estocada desprendida.
Rubén Pinar, con el 3ro de la tarde de 485 kilos, más propio de novillada en plaza de primera, manso, mirón, pero que embistió –aunque fuese a arreones- con la cara baja y siguiendo el engaño. Me gustó Rubén, por fin echando la muleta por delante, tirando del bicho y metiéndoselo. Es verdad que a veces no estuvo bien colocado y que por eso se llevó alguna mirada desaprobatoria del animal, pero supo encauzar bien sus arrancadas generosas y entregadas. Hubo una serie a izquierdas, a base de ayudados muy torera, rematando la faena con una a derechas, con cambio de mano y ligando un circular. Una estocada algo delantera y desprendida hubo de requerir el uso del verduguillo, y con él se le fue una oreja cantada como segura.
Con el 6to, de 550 kilos, manso, brusco y descastado, con la cara alta, corto y sin clase y se fue rajando. Rubén Pinar hizo el toreo populista y le jaleaba el público de aluvión en la solanera. ¿Dónde queda el toreo poderoso, el de verdad? Dos pinchazos, una entera arriba, un aviso -que tardeó-, dos descabellos y ovación de retirada. El toreo necesita verdad. El verdadero toreo se basa en el engaño del toro, en mentirle en definitiva. Pero debe mentirse con la verdad por delante, paradoja fundamental para que lo que se hace con el toro sea burla y no burlarse, como dijera Bergamín. Burlarse del toro supone también burla al público, y eso no es de recibo en una plaza de toros, creando arte. Hay que mentir al toro, hacerle creer capaz de alcanzar los engaños, de coger al torero, de convocar a la muerte, pero hay que hacerlo con verdad. Verdad que cuando falta o escasea convierte al espectáculo en una pantomima, en un espectáculo mentiroso. Hemos visto hoy demasiada mentira como para valorar como se debe a un espectáculo tan serio y gracioso como la fiesta de los toros, tan profundo y misterioso como alegre. La mentira puede engañar al público de aluvión, atraído por ser feria en Sevilla, por haber recibido un par de entradas de regalo -de abonados que han desertado hoy de su obligación en la Real Maestranza-, pero la mentira nunca puede engañar al toreo.
Fotos: http://www.mundotoro.com/auxiliar/galerias2010/Sevilla220410/fs_aux.html
Fuente: cope
Curro Díaz: ovación y silencio. Matías Tejela: silencio y silencio. Rubén Pinar: vuelta y ovación.
Curro Díaz, que es torero de clase, apenas nos regaló hoy con algunos medios lances de cartel. Su 1ro, de 530 kilos, vareado de carnes y justito de trapío, un manso que tuvo embestidas sin demasiada entrega, hasta venirse a menos. Lo tanteó con elegancia, sacándolo a medios, aguantó las brusquedades iniciales y las miradas. Hoy ha habido mucho toro mirón en el ruedo, quizá preguntándose por qué no se adelantaba la muleta, se citaba con la panza o se le embebía en los vuelos del trapo-. Desde fuera, mentira casi universal en estos tiempos, ligó Díaz -a media altura-, sin interés por alargarle el viaje, un par de tandas a derechas, y más parado el animal, a medida que se acortaban distancias, le sacó otra a base de dos o tres toques por entrada. Lo de acortar distancias, ahogando al toro, es otro de los recursos mentirosos que tantas veces vemos.
El 5to para Matías Tejela, de 540 kilos, fue un toro –éste sí-, berrendo en colorado, bizco del pitón izquierdo, manso, complicado, brusco y sin clase. Otra vez vimos lo mismo que antes, colocación excéntrica, toreo periférico, algo de suciedad en algunos momentos y poco más. El toro, vaya en su descargo, acudía más franco al cite cuando se colocaba; por lo demás algo brusco, topón y parándose a veces a medio pase –no sé si por no seguir la muleta-. Pinchazos y una estocada desprendida.
Rubén Pinar, con el 3ro de la tarde de 485 kilos, más propio de novillada en plaza de primera, manso, mirón, pero que embistió –aunque fuese a arreones- con la cara baja y siguiendo el engaño. Me gustó Rubén, por fin echando la muleta por delante, tirando del bicho y metiéndoselo. Es verdad que a veces no estuvo bien colocado y que por eso se llevó alguna mirada desaprobatoria del animal, pero supo encauzar bien sus arrancadas generosas y entregadas. Hubo una serie a izquierdas, a base de ayudados muy torera, rematando la faena con una a derechas, con cambio de mano y ligando un circular. Una estocada algo delantera y desprendida hubo de requerir el uso del verduguillo, y con él se le fue una oreja cantada como segura.
Con el 6to, de 550 kilos, manso, brusco y descastado, con la cara alta, corto y sin clase y se fue rajando. Rubén Pinar hizo el toreo populista y le jaleaba el público de aluvión en la solanera. ¿Dónde queda el toreo poderoso, el de verdad? Dos pinchazos, una entera arriba, un aviso -que tardeó-, dos descabellos y ovación de retirada. El toreo necesita verdad. El verdadero toreo se basa en el engaño del toro, en mentirle en definitiva. Pero debe mentirse con la verdad por delante, paradoja fundamental para que lo que se hace con el toro sea burla y no burlarse, como dijera Bergamín. Burlarse del toro supone también burla al público, y eso no es de recibo en una plaza de toros, creando arte. Hay que mentir al toro, hacerle creer capaz de alcanzar los engaños, de coger al torero, de convocar a la muerte, pero hay que hacerlo con verdad. Verdad que cuando falta o escasea convierte al espectáculo en una pantomima, en un espectáculo mentiroso. Hemos visto hoy demasiada mentira como para valorar como se debe a un espectáculo tan serio y gracioso como la fiesta de los toros, tan profundo y misterioso como alegre. La mentira puede engañar al público de aluvión, atraído por ser feria en Sevilla, por haber recibido un par de entradas de regalo -de abonados que han desertado hoy de su obligación en la Real Maestranza-, pero la mentira nunca puede engañar al toreo.
Fotos: http://www.mundotoro.com/auxiliar/galerias2010/Sevilla220410/fs_aux.html
Fuente: cope