Ignacio Garibay dejó ir dos brillantes faenas por fallar con la espada. El galo Sebastián Castella se la jugó en su lote y el público apenas se dio cuenta. Dos toros buenos, uno de Campo Real que mereció arrastre lento y otro de Fernando de la Mora. Más de media entrada en el coso Monumental bajo un cielo encapotado y con viento. Gran ambiente para la segunda corrida ferial.
El cartel de la primera corrida de la Feria Nacional de San Marcos 2010 tenía un especial atractivo, sobre todo para la afición local, pues se estaba esperando con gran interés la reaparición del joven diestro Joselito Adame tras la desafortunada actuación que tuviera en noviembre pasado durante los festejos de Calaveras. La verdad, fue más que gratificante ver como el diestro aguascalentense se ha reencontrado con él mismo y con su toreo, pleno de imaginación, variedad y buen gusto.
Y es que al ver los dos trasteos que realizó en el ruedo de la Monumental nos dejó disfrutar de la frescura y juvenil manera de interpretar su quehacer torero, unificando criterios, convenciendo y, sobre todo, dejando clara muestra de su triunfo, pues más allá de que al final del festejo haya salido en hombros, lo verdaderamente importante es que Adame ya se deshizo de las "telarañas" que no le permitían llevar a cabo con soltura y solvencia su carrera. Por fortuna, repetimos, Joselito se ha vuelto a encontrar con el éxito y está, otra vez, en la ruta y el camino que nunca debió dejar.
Capitulo aparte merecen sus alternantes, quienes estuvieron muy por encima de sus respectivos lotes, pero que, por ejemplo, en el caso del defeño Ignacio Garibay, luego de las dos brillantes faenas que ejecutó, plenas de mando y señorío, con casta de figura del toreo, dejó ir el gran triunfo al no acertar con la espada, pues de haber estoqueado como Dios manda estuviéramos hablando del corte de tres apéndices. Y por lo que se refiere al francés Sebastián Castella, éste pechó con el peor lote, y lo cierto es que se pegó un arrimón del que el público poco o casi nada se dio cuenta, al contrario, en su primero se le dividieron las opiniones.
De esta manera, ante más de media entrada en el coso Monumental, con un cielo nublado y por momentos con un molesto viento, se lidiaron tres toros de la dehesa de Fernando de la Mora, siendo bueno el sexto, regular el que abrió plaza y complicado el jugado en quinto lugar. Y tres de la ganadería de Campo Real, de los que destacó el cuarto, que mereció arrastre lento; el tercero fue regular y difícil el segundo.
De verde agua y oro, con faja y corbatín en negro, Ignacio Garibay en sus astados evidenció sus buenas maneras para manejar el capote con señorío. De igual forma, a sus dos astados los inició toreando a base de toreros y mandones doblones para dar curso a faenas llenas de inspiración y valor por ambos perfiles, sobresaliendo sus sensacionales naturales al quinto, segundo de su lote, de nombre "Pa' Bueno". Por desgracia a sus bureles los malogró con la espada, quedando en una salida al tercio en su primero y palmitas tras un aviso en el otro.
Vestido de grana y oro, con faja y corbatín en negro, Sebastián Castella se hizo aplaudir tras el buen uso de su capote, pero con la muleta ha cuajado dos trasteos impregnados de valor sereno, arte y, principalmente, vergüenza torera, pues en ningún momento rehuyó el compromiso, ya que la verdad su lote era para lidiarlo y matarlo. Sin embargo, su estatus de figura del toreo hizo que siempre fuera a más a costa de sufrir un fuerte susto. Pudo con el "paquete", se pegó un arrimón, pero poco se le tomó en cuenta. Tuvo división en su primero y le sonaron palmas en su segundo.
Y de azul turquesa y oro, con faja y corbatín en negro, Joselito Adame se transformó en un cúmulo de bueno y variado toreo, cubriendo con solvencia los tres tercios y volviendo a ser el torero que los aficionados desean disfrutar. Largas cambiadas de hinojos, verónicas, chicuelinas, gaoneras y zapopinas con el capote, dos tercios de banderillas espectaculares y sus trasteos de muleta adornaron el ruedo a base de derechazos y naturales con autoridad. De destellos toreros como los cambiados por la espalda, trincherazos, los de pecho, toreo en redondo y manoletinas, todo amalgamado en un par de actuaciones llenas de ansia por recobrar el cariño y la credibilidad del público. Dos certeras estocadas, siendo mejor la segunda, para cortarle una oreja a su primero, llamado "Cachetón", y las dos a su segundo, "Senador", con la consabida triunfal salida en hombros. Fuente: El Sol del Centro. Fotos: http://www.mundotoromexico.com/2010/index.php?acc=galprod&id=931