Foto Matito de Sevilla taurina.com
Burladero: Juan Pedro Domecq vuelve a consumar un nuevo fracaso en toda regla en Sevilla. Si el año pasado suspendió estrepitosamente, este año ha vuelto a pegar un sonoro petardo, con un encierro sin casta alguna, decepcionante a todas luces y sin un toro con un mínimo de opciones. Con tan nefastos ejemplares de 'jamón podrido' se han tenido que enfrentar la terna en la que tomaba la alternativa el sevillano Antonio Nazaré, que no tuvo opción alguna en un día tan importante para él y en la que Enrique Ponce se ha ido de vacío sin dar un sólo lance por culpa de los 'toros artistas'. El otro sevillano, Morante de la Puebla, pinchó las orejas tras una importantísima faena por entrega, valor y capacidad, a un toro mirón, probón y extremadamente complicado...
Barquerito: "Morante y el tesoro perdido" De los doce toros de Juan Pedro Domecq jugados en la Maestranza este año y el último, los dos de emoción han sido toros poco habituales en la ganadería. No puede decirse que fuera de tipo, porque la casa se presta a muchos saltos por la escala. Toros raros. Porque en Sevilla uno no espera encontrarse, dentro de una corrida relativamente pareja como la de ayer, un toro como el tercero. Algo degollado y con las mazorcas tan finas... a la hora del combate el toro, de salida entregado en un recibo calmosísimo de Morante, estaba de pronto encogido, a la espera y amenazante. Los signos del temperamento reservón, que también Juan Pedro decidió un día extirpar en su casa como mala hierba. Pero en el fondo del toro, algo incierto, había alguna virtud: seguramente, la entrega. Constantes la entrega y la firmeza de Morante, y precisa su rica técnica, el toro acabó descolgando y, enganchado y traído un poquito por fuera, humillando también. Sin la gracia de Morante, que a pies juntos y a medio compás compuso primorosamente. Como si torear fuera dibujar.
Crivell: "La música del toreo sevillano de Morante"
Las maravillas del toreo de Morante despertaron la plaza, que asistía asombrada a una nueva demostración de la mayor falta de casta que pueda imaginarse en un toro de lidia... Y Morante... Su faena al tercero, toro que acabó embistiendo al reclamo de su gracia torera fue un verdadero primor. Tenía las orejas cortadas y marró con la espada. Todo comenzó con verónicas suaves, elegantes, no muy hondas para no quebrantar al astado. El viento, que molestó casi toda la tarde, le obligó a llevarse al toro cerca de la barrera del tendido 6. Fue encelando al animal con pases buenos sin la necesaria ligazón. Algunos muletazos fueron trozos de gloria pura, como un remate forzado de pecho de difícil explicación... La sinfonía llegó al natural, ahora con el toro más asentado y viaje más largo, unas veces a compás abierto, otras a pies juntos, siempre con cadencia, naturalidad y un derroche admirable de torería y buen gusto. De frente, dedicado a Manolo Vázquez, esculpió naturales acompañados del eco del «ole» ronco y profundo de la plaza como música de fondo, ya que la banda de Tejera se había declarado en huelga. Faena larga, pero en absoluto pesada o cansina. Fue el milagro de la calidad, que en estos casos pasa de relojes, salvo el del presidente, que ya hay que tener mal gusto para mirar un reloj cuando está toreando Morante. La plaza hirvió de alegría, el de La Puebla se perfiló y no lo mató. Con andares de torero antiguo con el capote al brazo dio la vuelta al ruedo sin ceremonia y con cortas carreras.
Barquerito: "Morante y el tesoro perdido" De los doce toros de Juan Pedro Domecq jugados en la Maestranza este año y el último, los dos de emoción han sido toros poco habituales en la ganadería. No puede decirse que fuera de tipo, porque la casa se presta a muchos saltos por la escala. Toros raros. Porque en Sevilla uno no espera encontrarse, dentro de una corrida relativamente pareja como la de ayer, un toro como el tercero. Algo degollado y con las mazorcas tan finas... a la hora del combate el toro, de salida entregado en un recibo calmosísimo de Morante, estaba de pronto encogido, a la espera y amenazante. Los signos del temperamento reservón, que también Juan Pedro decidió un día extirpar en su casa como mala hierba. Pero en el fondo del toro, algo incierto, había alguna virtud: seguramente, la entrega. Constantes la entrega y la firmeza de Morante, y precisa su rica técnica, el toro acabó descolgando y, enganchado y traído un poquito por fuera, humillando también. Sin la gracia de Morante, que a pies juntos y a medio compás compuso primorosamente. Como si torear fuera dibujar.
Crivell: "La música del toreo sevillano de Morante"
Las maravillas del toreo de Morante despertaron la plaza, que asistía asombrada a una nueva demostración de la mayor falta de casta que pueda imaginarse en un toro de lidia... Y Morante... Su faena al tercero, toro que acabó embistiendo al reclamo de su gracia torera fue un verdadero primor. Tenía las orejas cortadas y marró con la espada. Todo comenzó con verónicas suaves, elegantes, no muy hondas para no quebrantar al astado. El viento, que molestó casi toda la tarde, le obligó a llevarse al toro cerca de la barrera del tendido 6. Fue encelando al animal con pases buenos sin la necesaria ligazón. Algunos muletazos fueron trozos de gloria pura, como un remate forzado de pecho de difícil explicación... La sinfonía llegó al natural, ahora con el toro más asentado y viaje más largo, unas veces a compás abierto, otras a pies juntos, siempre con cadencia, naturalidad y un derroche admirable de torería y buen gusto. De frente, dedicado a Manolo Vázquez, esculpió naturales acompañados del eco del «ole» ronco y profundo de la plaza como música de fondo, ya que la banda de Tejera se había declarado en huelga. Faena larga, pero en absoluto pesada o cansina. Fue el milagro de la calidad, que en estos casos pasa de relojes, salvo el del presidente, que ya hay que tener mal gusto para mirar un reloj cuando está toreando Morante. La plaza hirvió de alegría, el de La Puebla se perfiló y no lo mató. Con andares de torero antiguo con el capote al brazo dio la vuelta al ruedo sin ceremonia y con cortas carreras.
FICHA DE LA DUODÉCIMA DE LA FERIA DE ABRILSevilla. Martes 28 de abril. 12ª de Feria. Toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presentación aunque justos de presencia. 1º (bis) desrazado y justo de fuerzas. 2º desclasado y descastado. 3º complicado. 4º descastado. 5º anovillado, sin raza y descastado. 6º descastado y con complicacionesEnrique Ponce, silencio en ambos. Morante de la Puebla, vuelta al ruedo y silencio. Antonio Nazaré, que tomaba la alternativa, silencio y palmas.