Tras la encerrona de Michelito, tan atacada por los antis vía la peligrosidad de torear o la explotación de un menor de edad, surge la polémica por el lucro en un espectáculo con un menor. Esto es, por la venta de entradas para ver al niño torero toda vez que se informó que no existían ganancias pero si se verifica que hay un lucro que pueda dar pie a explotación laboral infantil se tomarian acciones legales.
De los 3.200 asistentes al evento, 1.800 compraron un boleto cuyo precio oscilaba entre 40 y 120 pesos mexicanos (entre 2,8 y 8 dólares) y el resto entró por invitación, detalló la familia del menor. "Lo que se cobró es para los costos de los novillos, que se trajeron desde cerca de Ciudad de México, y para los profesionales que participaron. El niño no cobra pero hay que pagar gastos", explica a la AFP Diana Peniche, madre del menor y directora de la Plaza de Toros Mérida.