domingo, 6 de junio de 2010

Enorme Juli en Barcelona... 2 faenones 2

Barcelona, 6 de junio de 2010. Toros de Domingo Hernández y Garcigrande, el 2º como sobrero. 1º) Sin fuelle. 2º) Sin fijeza. 3º) Muy bueno. 4º) Encastado. 5º) Parado. 6º) Colaborador. FINITO DE CÓRDOBA: Leves pitos tras aviso y saludos tras dos avisos; MORANTE DE LA PUEBLA: División de opiniones y saludos; EL JULI: Dos orejas y dos orejas. Entrada: Media plaza.

BURLADERO. El Juli, macizo y rotundo... Cerca de 10.000 personas (a pesar del chaparrón)... El madrileño ya avisó de sus intenciones con el capote, con unas verónicas cadenciosas, cargando la suerte a un toro de Domingo Hernández. Tras un puyazo y una entrada en el caballo, El Juli se fue rápidamente a los medios de la plaza para comenzar a torear en redondo en varias series con los pies atornillados en el suelo, muy asentado. Pero lo mejor llegó al natural, en otras dos tandas largas, templadas y profundas. Faena muy bien medida en tiempo y distancia, que culminó con estatuarios, un farol y pase del desprecio y en la que se impuso a un toro que, en sus manos, pareció mejor de lo que era. Mató de un gran espadazo y cortó dos orejas de ley. No contento, volvió a dar otra lección en el sexto, un toro que se dejó dentro de su sosería. Una vez más lo fue metiendo en el canasto, de menos a más, en una faena solvente, segura y templada, con tandas por los dos pitones muy convincentes. Otra vez más, manejó con éxito los aceros y las dos orejas fueron a parar a sus manos.

APLAUSOS. Insultante demostración de poderío la ofrecida esta tarde por El Juli... ha cuajado a placer a ambos ejemplares, un primero con mucha clase, nobleza y humillación, que fue poco picado y llegó al último tercio embistiendo largo y por abajo; y un segundo que también colaboró con la causa y permitió que Julián redondeara una tarde feliz. En los dos toros toreó con ese empaque, profundidad y hondura de los que está haciendo gala este año pero, sobre todo, volvió a llamar la atención su indiscutible superioridad frente al toro. El Juli está en sazón, sobrado en la cara de los animales, con una facilidad tremenda ante ellos. Da gusto verlo. Con la espada, además, estuvo hecho un cañón. Gritos de ¡torero, torero! y locura de un público entregado con un Juli pletórico. Finito brilló por momentos con el cuarto y Morante, con el peor lote, no pudo desplegar su tauromaquia.