El caleño apostó con el toro más importante de la tarde, que se tragó la estocada y dio la única vuelta al ruedo. Vargas y Fandiño se estrellaron contra el muro de mansedumbre malgeniada que levantaron los Mondoñedo.
Volvía el hierro fundador de la plaza, uno de los ganchos de la cartelería ferial, frente a tres matadores veteranos, curtidos en corridas difíciles. La Monumental lo esperó llena de público y expectación. Pero esta se fue diluyendo y trocando en decepción a medida que los buenosmozos contreras, cuatro negros, un colorado y un castaño, iban saliendo con su tardeos, dubitaciones, miradas, amagues, incertidumbres, parones, calamocheos, y cabezadas arriba desairando los bien ganados blasones de la ganadería. Aparte de la decorosa presencia, de la cual solo desentonó el escurrido primero con peso a límite de la ley, la otra virtud que trajeron fue su celo con los caballos. Todos fueron, empujaron y se dejaron sangrar en el monopuyazo, pero luego nada. Se salva de la quema el quinto, castaño claro acucharado de media tonelada, que admitió con repetición franca pero exenta de fiereza las únicas tandas de la tarde.
El cucuteño Sebastián Vargas, no pudo lucir ni siquiera en banderillas su tercio preferido. Tampoco fue que se desviviera por lidias de dominio. Al primero lo despachó de pinchazo y espada desprendida y al cuarto con estocada delantera, desarme y descabello para irse sin historia.
Iván Fandiño, se rindió ante lo impotable de su lote que le obligó a muleteos defensivos y sosos. Abrevió con las telas, pero con el acero se alargó escuchando dos avisos en el tercero y otro en el sexto.
Guerrita Chico, que pasó precavido con el renuente segundo, acabando con pinchazo y estoque desprendido, aprovechó los viajes menos azarosos aunque sosos del quinto para engarzar las series únicas de la corrida que tuvieron por argumento la secuencia antes que la pureza. Derechas la más, naturales las menos, puso la clientela y la banda de su parte, sepultó la toledana arriba, y pañuelos y voces pidieron pelo antes de que la res doblara. Mala cosa, la estocada no hizo efecto, y el verduguillo tocó dos veces dando pábulo a Usiá para cambiar la oreja por una vuelta con prendas.
La tarde que tenía en el papel un honorable sello torista se hundió precisamente por los toros. Además, hoy en día ya no se usa lidiar mansos, una de las versiones más valiosas del toreo. Nadie lo exige, nadie lo premia. ¡Ah! tiempos aquellos.
FICHA DEL FESTEJO. Miércoles 6 de enero 2016. Plaza Monumental de Manizales. 3ª de feria. Sol y nubes. Casi lleno. Seis toros de Mondoñedo (en Contreras), bien pero disparmente presentados, mansurrones y con mal estilo. Pitados 1°, 2° y 3°; división al 4°, palmas al 5° y silenciado el 6°.
Sebastián Vargas, silencio y silencio.
Guerrita Chico, silencio y vuelta tras petición de oreja.
Iván Fandiño, pitos tras dos avisos y silencio tras aviso.
Incidencias: Saludaron: Emerson Pineda tras parear al 2° y John Jairo Suaza “Chiricuto” tras parear al 6°.