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viernes, 29 de enero de 2016

Acho, en Semana Grande ante su Sesquibicentenario (III)

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Anoche se cumplió en el ruedo del coso del Rímac la apertura oficial a las celebraciones por los 250 años de Acho a cargo de su propietaria la Beneficencia de Lima. Personalidades del mundo local del toro y algunos aficionados acudieron a la invitación para festejar la efeméride.

Con este motivo, continuamos con nuestro recuento de las historias del Acho, de Lima y del Perú, en lo que nos toca en esta tercera entrega:

La segunda mitad del Siglo XX...

En la primera parte de la segunda mitad del Siglo XX en Lima se contaba con amplia difusión de los toros en prensa escrita a través de páginas en El Comercio, La Prensa y La Crónica, en televisión y en radio, programas de Luis Cayo, eran muy sintonizados por los aficionados.

Incluso los medios generales ofrecían noticias sociales de los toreros durante su estancia en la capital. Los peruanos vieron imágenes del maestro Curro Romero bailando marinera de Lima en las páginas de la revista Caretas de la época; el diario Expreso publicó en su momento un reportaje fotográfico del Rey Pelé y el recordado Francisco Rivera “Paquirri” jugando una pinchanguita en el club Cristal del Rímac, amistad que propicio el futbolista Ramón Mifflin que fue amigo personal de Paquirri, incluso vivió en su casa de Cantora, como nos contó en el programa Tertulias Taurinas de Radio Ovación.

La más reciente, si se puede decir así, aunque ya han pasado casi 20 años es aquella portada de Caretas con El Juli: Llegó el fenómeno del niño... Hasta hace un año que un torero volvió a ganar esa portada, el maestro Manzanares, ídolo en Lima. Fue por su muerte, no por un triunfo de puerta grande en Acho. Lamentable.

Llegaría el velascato desde 1968, un gobierno militar de izquierdas, con dos acciones que marcarían los toros en Acho y en el país. La reforma agraria (junio 1969) que casi desintegró por completo y con los años la ganadería nacional; y el intento de prohibición en el año 1973 de los toros porque lo creían espectáculo extranjero. La afición respondió y el agua no llegó al río, más aún avalado por el triunfo del torero peruano Rafael Puga el domingo 11 de noviembre en Acho con el toro peruano “Rebujino” de “La Viña”, lidiado en sexto lugar, por la que se le concedió las dos orejas y rabo tras apoteósica faena.


Un año antes, los aficionados vivieron un domingo de verano en el año 1972 que quedaría marcado en la memoria colectiva: La encerrona en Acho del maestro Ángel Teruel con motivo de devolver a Lima y su afición el cariño de adoptarlo como  "Torero de Lima". “Una tarde de pundonor y calidad, hermosa dimensión humana, Teruel y la angustia del triunfador” señalaban las crónicas de la época.

Esos años crecía la ciudad de Lima. Surgió el distrito Villa el Salvador al Sur de la capital y en un año ya contaba con 109,165 habitantes. Nace también Canto Grande (por invasión proveniente de Lurín), lo que hoy es el macro distrito de San Juan de Lurigancho al Este de la ciudad. Y a pesar de las prácticas controladoras de la información en aquella época, los medios seguían informando de los toros en Acho y de los toreros en Lima.

Llegaron los años 80. Vuelve la democracia al Perú y también empieza la violencia terrorista y genocida. El arquitecto Fernando Belaúnde Terry fue el mandatario que siempre mostró abiertamente su afición a la fiesta de los toros, avalándola con su presencia en Acho y con acciones legales que la favorecieran.  

El censo de 1981 arroja 4´608,00 habitantes en Lima, 42% migrantes. Surge el Conflicto en la Cordillera del Cóndor con el Ecuador.

En 1984 a través de un Decreto Supremo el presidente Belaúnde declaró de interés nacional la crianza de ganado vacuno de lidia, y por tanto “Especie a Preservar”.



Esa década en Acho triunfan Paquirri,  Curro Vázquez, Paco Ojeda, Antonio José Galán, José Mari Manzanares, Ortega Cano y El Niño de la Capea en tardes de llenos de bandera.  Fiesta dentro y fuera de Acho.  Los toreros eran ídolos y compartían semanas con los aficionados en la ciudad. Todavía las corridas en su mayoría se dan con ganaderías peruanas.

Entramos a los  años 90 con la caída del muro de Berlín y la incursión del fujimorismo en la arena política. En Acho, se estrenaba la empresa Deltron a mitad de la década,  con la novedad de importar ganado mexicano. 
Son los años y los triunfos de toreros como Víctor Mendes, Freddy Villafuerte, Pablo Salas, Emilio Muñoz, Enrique Ponce, Vicente Barrera, Rafael Gastañeta,  Manuel Caballero y  El Juli en década de insurgencia de la leyenda de Enrique Ponce en Acho, último en ostentar la vitola de "Torero de Lima". 

Década que, sea por los cambios políticos, la crisis económica que dejó el gobierno aprista del 85-90, o porque los toros dejaron de interesar a los nuevos limeños, Acho empezó a registrar menos ingreso de público. Los medios dejaron de reflejar en portadas y reportajes a toros y toreros.

Es aquí que los hijos de los migrados, al que llaman ‘el nuevo limeño’, se aleja del patrón cultural de sus padres, especialmente en lo que se refiere a conservar sus tradiciones, que coincidiendo en un punto con el limeño clásico, tenía los toros entre sus gustos.


En esta década se cuenta que fue la goyesca de 1990 –única en la historia de Acho- de los últimos grandes llenos que ha tenido el coso del Rímac, con el papel agotado. Organizada por el matador Antonio José Galán ante su retirada y al tiempo que cumplía 20 años de su presentación en Acho. Alternó con el matador Roberto Domínguez.  Lo vemos  pletórico al cortar dos apéndices  en el último festival que toreó en Acho, el 27 de noviembre de  1999.