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lunes, 18 de agosto de 2014

Habas

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Como historia repetida, surge otra vez el manoseo de nuestra fiesta. Hace unos meses fue la quitada de cartel de un venezolano por venir a torear con visa de turista pero que tuvo un oscuro manejo por medio.   

Ahora,  el mentidero apunta que en la feria de Matara en Cajamarca, los españoles César Jiménez y Matías Tejela habrían trabajado de esa guisa en el país y nadie les habría puesto cortapisas ni zancadillas, ni amenzas ni sabotajes.  

In situ, ningún sindicalizado reclamó. Pero lo más grave,  según ha ido emergiendo la porquería, es la inconducta de los organizadores que les  dejaron pagos pendientes, en criollaza ‘cabeza’,  que incluso llegaron a vestirse de luces e ir a la plaza de toros dizque por respeto al público pero creo que fue porque antes los pasaron por la comisaría y  por la hora finalmente torearon sólo dos toros (uno cada uno el equivalente a lo cobrado seguramente) frustrándose la alternativa del peruano Emilio Barrantes.   

Picaresca, pendejada, engaño, bribonada, jugarreta o mejor dicho, estafa.   Comprometerse a pagar a sabiendas que existe gran posibilidad de no alcanzar los ingresos para cubrir el costo del espectáculo.  Fatuo afán de preteder ser lo que no se es.  Y lo peor, con la complicidad –porque el que calla, otorga- de los profesionales que allí estuvieron varios de ellos miembros de sindicatos.  Otra vez la pita la cortan por el lado más delgado… y sólo cuando les conviene. 

Así no vamos a llegar a ningún lado. ¿Protestará algún sindicato por la vejación al peruano? ¿Vetarán la plaza? ¿vetarán la empresa o a los organizadores?  ¿dirán si entraron o no con visa de trabajo/artista? Papelito manda.  Porque de no ser así, ni el fisco se entera de lo que tienen que abonar los chapetones de los más de miles que  lograron cobrar. Ojo, puede que allá tampoco la declaren, por eso que no pueden denunciar a su sindicato el incumplimiento del contrato.  No sólo en el Perú se cuecen habas.