miércoles, 14 de julio de 2010

Se hace justicia con El Fandi

Al fin alguien -más allá de mi amigo Del Moral- se atreve a decir y escribir de El Fandi, lo que es suyo y por justicia, ganado por propios méritos. Daniel Herranz en su columna "puntadas sin hilo" escribe un artículo titulado "El Fandi me tapa la boca" (Burladero). Te ponga aquí algunas frases pero te sugiero que pinches en este enlace y disfrutes como yo (a quien han tildado alguna vez de "enfandilada") y sino, descubras lo que es un torero completo y no sólo el manidamente etiquetado "torero-banderillero".

Me ganan los toreros capaces de torcernos el brazo a la prensa, a los aficionados puristas, a los que no creíamos. De cagarse en los clichés. De hacer añicos el espejo en el que se les proyectó una vez para siempre. Y me está ganando El Fandi.

No ha tenido el toreo un blanco tan fácil ni tan cómodo como él... Al contrario, encajó todos los golpes (muchos bajos)... Ese talante "delbosquista", ahora tan providencialmente en boga, ayudó también a ver al torero que se ocultaba debajo.

Si El Fandi matara las duras, los que hoy censuran con saña y mala baba su "circo" y su espectáculo, habrían parido un héroe, un ídolo...

Pero me cuadra escribir de El Fandi, después de un tiempo pensándomelo, pasada la tarde de Pamplona. Me reafirma en la idea de estar ante la revelación de una temporada rara, nada menos que con diez años ya en el "candelabro" de las ferias. Obviamente, es la revelación de un observador torpe, al que le costó intuirlo...

Sólo le falta renunciar a la regularidad y al impuesto del rodillazo, ahondar en el toreo a diario. Seguir redondeándose porque a los que le pusimos techo nos ha mandado a casa... Entonces, todos hablaremos de él y le escribiremos poesía.



APUNTE: No me pude sustraer a la tentación de enviarle unas líneas al autor del articulo para decirle a Daniel: que justicia haces con el artículo que acabo de leer sobre El Fandi. Varios años vino por Lima y aquí sí que le vimos en una dimensión no conocida por allá. Un año, pegó un faenón por izquierdas a un dulce y largo toro mexicano de Teofilo Gómez. Otro, y ahí sí que estuvo cumbre, lo bordó con uno colombiano de Agualuna-Zalduendo, al punto que un colega tuyo muy reconocido que estaba en el callejón se quedó sorprendido. En Sevilla, hace unos años, le vi torear lento y candencioso con el capote. Eso y lo que tira del carro cada tarde, más allá de lo anecdótico de las banderillas, siempre he pensado de David lo que hoy leo en tu columna y me alegra que se le empiece a "desetiquetar" o descolgar del "torero-banderillero", es torero completo y creo que por muchos años por su afición desmedida.