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miércoles, 18 de junio de 2008

Caso Chota. Los toros aún no llegan a Acho

Hace una hora decidimos hacer el seguimiento de la noticia de los toros varados en el Aeropuerto Jorge Chávez por expediente incompleto para su importación regular al Perú desde Colombia.

Llamamos a la oficina de Senasa en ese puerto aéreo y no conseguimos hablar con el ingeniero Asensios, encargado de la misma. La secretaria, tan poco atenta como fue ayer, se limitó a decirnos que el veterinario no se encontraba y que no sabía cuando volvía. Insistimos en saber si sabía acerca de los toros y nos invitó a volver a llamar.

Además, hasta este momento los toros de El Capiro no han llegado a Acho, como algunas fuentes referían que esto podía haber sucedido por la noche. Hasta este momento no los han llevado y tampoco habían sido informados de su llegada.

Sin embargo, al tiempo que todo esto sucedía nos llegó una información electrónica de otra fuente que nos contaba que había estado temprano, esta mañana, en el Aeropuerto JCH y que “están alistando todo para llevar los toros para Acho, Senasa ya dio el permiso” y como buen deseo, justificado por lo demás, “ojalá que los toros descansen y puedan continuar viaje a tierra chotana”.

Lo mismo deseamos, como deseamos saber si salen de la “zona primaria” de Senasa para Acho, sólo para el trámite de la muestra de sangre que se debe enviar a Colombia; o si, salen para hacer una pascana, tomarles las muestras, y puedan continuar rápidamente su viaje hacia Chota. Para ello y para tenerlos informados hemos estado intentando comunicarnos con gente de confianza del alcalde Rubio pero sin éxito.

Hay que recordar que los capiros llevan encajonados, posiblemente desde el domingo 15 por la mañana, en que fueron embarcados en el avión que los trajo a Lima y que llevan más de 80 horas en cajones individuales, sin posibilidad de hidratarse ni alimentarse, padeciendo un estrés orgánico importante y perjudicial.

En el toro sucede como en cualquier ser vivo. A las 24 horas de estar encajonados pierden un 8% de su peso vivo por el estrés, a las 48 horas el animal, sin hidratarse ni alimentarse, usa su propia grasa de subsistencia, y esto hace que el hígado trabaje exageradamente para metabolizar por lo que sufre un proceso de autointoxicación, un decaimiento general y una drástica baja de sus defensas, y en un habitat diferente al suyo, como el clima de Lima, se le entumecen los miembros, etc. Por ello es importante que los responsables de esta importación busquen la ayuda de los veterinarios y profesionales de la facultad de veterinaria de la Universidad de San Marcos para que puedan tratarlos y mantenerlos en las mejores condiciones.
Así las cosas, y suceda lo que suceda con los toros, es importante que se llegue al responsable directo de este asunto. No es lícito que las autoridades chotanas pongan como excusa “una mano negra” que los perjudica. Es fácil echar culpas a terceros para tapar incapacidades propias. Estos son los toros que esperan llegar a Chota, cuando pastaban en su casa.