Por Francisco Baruqui. El Informador de Guadalajara.
Plaza llena en tarde ventosa con un nombre en el cartel, el sevillano Daniel Luque, que me hacía abrigar esperanzas de justificarse en Madrid por todas las condiciones que desde novel había apreciado en él. Si, también la premisa de que: —“Son muchos los llamados pero pocos, muy pocos, poquísimos los elegidos” pulula en el ambiente cuando hay alguien que vale y puede llegar por tener con qué. Ya en su natal Sevilla en el ciclo abrileño había arrancado una oreja riñonuda que denotaba su actitud, y determinación. ¿Y Las Ventas..? Las Ventas se ha percatado de la dimensión de un chaval pleno de torería, de firmeza y de valor que va encaminado, — que los toros lo respeten y la suerte le acompañe —, a un sitial de figura del toreo.
De la corrida de Parladé, variopinta y armada en los cuatro ejemplares que se lidiaron parchándose con dos más de La Laguna, manejables pero justos, se llevó Luque dos para triunfar. Astado el tercero de gran calidad, recorrido, transmisión y clase embistiendo franco de largo y humillando, repitiendo con temple y fijeza, mucha fijeza, como exigente para que se le torease poniéndose en el sitio, mandando y sometiendo sí, pero con cadencia, sin violentos recursos, con suavidad y sabiendo muy bien qué hacer y cómo hacerlo. Daniel lo logró. Se siente a gusto, disfruta y sabe pensar en la cara del toro, planteando una faena con trazo y desarrollo y, fundamental, con ritmo, el parladeño yendo y Luque rebozándose llegándole fuerte a los tendidos en series de toreo por abajo con las dos manos y por ambos lados que se le corearon con estruendo teniendo al público en un puño. Cambios de mano de impacto y remates largos para cerrar con toreo por alto en una serie de ceñidas bernadinas, — traídas de México por el torero español de gran cartel que más ha toreado en cosos aztecas, mi querido amigo el maestro Joaquín Bernadó —, y con las dos orejas ganadas, fueron perdidas por no haberlas cortado con la espada pinchando y descabellando, al quedarse en la cara sin pasarse en el embroque, quedando un triunfo de consagración en nutrida ovación mas…Mas con el que cerraría plaza, un imponente toro con 600 kilos que desde salida manifestó condiciones destacables para el éxito, Daniel Luque se percató de ello, y con todo que sobraron capotazos en el tercio de varas y banderillas, el impresionante ejemplar fue a más consiguiendo el sevillano una obra muy bien estructurada, con gusto y buen corte con ayudados por abajo con la diestra y al natural con la de cobrar, con adornos de cambios de mano y remates de pecho como colofón de series muy bien instrumentadas manteniendo el alto nivel de la faena que, no obstante pinchar en lo alto en el primer envite, cobrar soberbia estocada, — aquí sí metiendo la muleta al hocico para que humillando descubriese, que no a la testuz como en su primero quedándose parado —, y ganarse una oreja de ley, que nada tiene qué ver con algunas regaladas de las que obsequiosamente se han dado. Es el camino muchacho… A refrendar en la feria de aniversario con los toros de El Pilar que con poco que metan el morro…
Tengo viendo desde varias temporadas ya a Ignacio Uceda Leal como un torero que ha tocado techo. Sí de formas toreras y detalles de elegancia y buen gusto pero… Pero nada más. Le he reconocido también como un notable estoqueador. Su actuación de esta ocasión puede reducirse a eso, detalles pues, pero dando la impresión de que no se encontraba a gusto, sino más bien forzado, y si a esto se añade haber andado perdido con la espada…Indiscutiblemente cuando se piense en uno de los matadores banderilleros más poderosos y espectaculares de la historia, habrá que referirse a David Fandila “El Fandi”. La base y soporte de su actuación ha sido con los garapullos, tercio en el que hace gala de facultades físicas, — vaya manera de correr a la misma velocidad tanto para adelante como para atrás —, pero templando mucho en el viaje y encontrando toro en cualquier parte del ruedo, para clavar igualado y certero en lo alto del morrillo dejando a sus astados espléndidamente adornados y llevándose carretadas de palmas. Sin mayores cosas en el toreo de capa como en el de muleta, la gente agradeció lo sensacional rehiletero que es.
Plaza llena en tarde ventosa con un nombre en el cartel, el sevillano Daniel Luque, que me hacía abrigar esperanzas de justificarse en Madrid por todas las condiciones que desde novel había apreciado en él. Si, también la premisa de que: —“Son muchos los llamados pero pocos, muy pocos, poquísimos los elegidos” pulula en el ambiente cuando hay alguien que vale y puede llegar por tener con qué. Ya en su natal Sevilla en el ciclo abrileño había arrancado una oreja riñonuda que denotaba su actitud, y determinación. ¿Y Las Ventas..? Las Ventas se ha percatado de la dimensión de un chaval pleno de torería, de firmeza y de valor que va encaminado, — que los toros lo respeten y la suerte le acompañe —, a un sitial de figura del toreo.
De la corrida de Parladé, variopinta y armada en los cuatro ejemplares que se lidiaron parchándose con dos más de La Laguna, manejables pero justos, se llevó Luque dos para triunfar. Astado el tercero de gran calidad, recorrido, transmisión y clase embistiendo franco de largo y humillando, repitiendo con temple y fijeza, mucha fijeza, como exigente para que se le torease poniéndose en el sitio, mandando y sometiendo sí, pero con cadencia, sin violentos recursos, con suavidad y sabiendo muy bien qué hacer y cómo hacerlo. Daniel lo logró. Se siente a gusto, disfruta y sabe pensar en la cara del toro, planteando una faena con trazo y desarrollo y, fundamental, con ritmo, el parladeño yendo y Luque rebozándose llegándole fuerte a los tendidos en series de toreo por abajo con las dos manos y por ambos lados que se le corearon con estruendo teniendo al público en un puño. Cambios de mano de impacto y remates largos para cerrar con toreo por alto en una serie de ceñidas bernadinas, — traídas de México por el torero español de gran cartel que más ha toreado en cosos aztecas, mi querido amigo el maestro Joaquín Bernadó —, y con las dos orejas ganadas, fueron perdidas por no haberlas cortado con la espada pinchando y descabellando, al quedarse en la cara sin pasarse en el embroque, quedando un triunfo de consagración en nutrida ovación mas…Mas con el que cerraría plaza, un imponente toro con 600 kilos que desde salida manifestó condiciones destacables para el éxito, Daniel Luque se percató de ello, y con todo que sobraron capotazos en el tercio de varas y banderillas, el impresionante ejemplar fue a más consiguiendo el sevillano una obra muy bien estructurada, con gusto y buen corte con ayudados por abajo con la diestra y al natural con la de cobrar, con adornos de cambios de mano y remates de pecho como colofón de series muy bien instrumentadas manteniendo el alto nivel de la faena que, no obstante pinchar en lo alto en el primer envite, cobrar soberbia estocada, — aquí sí metiendo la muleta al hocico para que humillando descubriese, que no a la testuz como en su primero quedándose parado —, y ganarse una oreja de ley, que nada tiene qué ver con algunas regaladas de las que obsequiosamente se han dado. Es el camino muchacho… A refrendar en la feria de aniversario con los toros de El Pilar que con poco que metan el morro…
Tengo viendo desde varias temporadas ya a Ignacio Uceda Leal como un torero que ha tocado techo. Sí de formas toreras y detalles de elegancia y buen gusto pero… Pero nada más. Le he reconocido también como un notable estoqueador. Su actuación de esta ocasión puede reducirse a eso, detalles pues, pero dando la impresión de que no se encontraba a gusto, sino más bien forzado, y si a esto se añade haber andado perdido con la espada…Indiscutiblemente cuando se piense en uno de los matadores banderilleros más poderosos y espectaculares de la historia, habrá que referirse a David Fandila “El Fandi”. La base y soporte de su actuación ha sido con los garapullos, tercio en el que hace gala de facultades físicas, — vaya manera de correr a la misma velocidad tanto para adelante como para atrás —, pero templando mucho en el viaje y encontrando toro en cualquier parte del ruedo, para clavar igualado y certero en lo alto del morrillo dejando a sus astados espléndidamente adornados y llevándose carretadas de palmas. Sin mayores cosas en el toreo de capa como en el de muleta, la gente agradeció lo sensacional rehiletero que es.