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lunes, 8 de marzo de 2010

Luis Bolívar, oficio y poderío en la Plaza México.

Por Pedro Abad-Schuster

Ante 8,000 espectadores se dio la última corrida de la Temporada Grande en la Plaza México; se corrieron seis toros de la ganadería queretana de Barralva, de sangre española del encaste Parladé, línea de Atanasio Fernández. El encierro se vio fuerte, bien comido, bien armado, toros entre los cuatro y cinco años, bravos y enrazados, pero de un juego irregular, propios de esas condiciones y dejaron ver el comportamiento que da el ganado español más violento, con pocos pases, sin esa embestida clara del toro mexicano que aguanta un sinnúmero de muletazos. Todos acudieron a los caballos y recargaron de firme, pero difícilmente les quitaron ese temperamento del que son dueños. La divisa la salvó el toro corrido en segundo lugar, al que le dieron arrastre lento y fueron aplaudidos en el arrastre los corridos en primero, cuarto y quinto lugares.

Luis Bolívar, torero colombiano especialista en corridas duras y afincado en España confirmó alternativa en La México de manos de Humberto Flores con un terno celeste y oro, siendo ovacionado en su lote; el torero Orgullo de América realiza toda la campaña española y francesa desde 2004 en que tomó la alternativa, y ayer dejó constancia de su oficio y poderío. El jalisciense Humberto Flores (de azul marino y oro) fue injustamente pitado. Y Víctor Mora de Aguascalientes (de pistache y oro), obtuvo aplausos en su primero y silencio en el que cerró plaza y temporada.

Con su primero de 480 kilos, el de la confirmación, Luis Bolívar mostró sus cartas credenciales al plantarle cara a un toro de serias hechuras que comenzó metiendo con alegría la cara en el engaño del cafetalero, pero terminó embistiendo sin rematar abajo los muletazos, deslucido. El 5to.de la tarde, de 475 kilos, toro alto y largo cuya mansedumbre en capote y varas hizo concebir esperanzas mínimas, desarrolló mucho peligro en banderillas. Bolívar terminó por meterlo en la canasta con muletazos recios, pundonorosos y largos, jugándose literalmente la vida, dejándole siempre la cara tapada al manso para ligar las series en los medios, donde más pesan los toros. Firme, sin dudar jamás, siempre ganándole la intención y saliendo adelante tras cada uno de los pases, Bolívar logró que el toro terminara sometido, bordando instantes que la afición le coreó fuerte. Fue una faena seria, maciza, rotunda, que lamentablemente no pudo rematar con la espada, e incluso caló a su antagonista antes de saludar en el tercio, previo aviso de la autoridad.

Humberto Flores, en su primero, toreó bien a la verónica con las zapatillas bien plantadas en la arena y luego en chicuelinas antiguas y algunos ayudados con temple y emotivos que duraron poco, luego se vino a menos el torero y el toro en faena con enganchones. Se retiró en silencio. En su segundo lo pasó de capa y fue desarmado en varias ocasiones. El toro tuvo buen principio, y se vio emotivo, primero al tumbar al picador y luego al acudir de largo al caballo y pronto para la muleta en el péndulo. Sin embargo también se le acabó el gas y se echó en tablas. Solamente había aguantado una tanda larga de ayudados de Humberto que le corearon. Escuchó un aviso.

El joven torero Víctor Mora en enfrentó a su primero de 472 kilos, que no completaba el recorrido; el mejor lado era el izquierdo y consiguió buenos naturales. Estuvo valiente y expuso, pero sin romper, dejando dos pinchazos. Con el último de la temporada de 500 kilos Victor Mora estuvo esforzado, su labor se vio empañada por fuertes ráfagas de viento.

Fuente: Esto Oem.