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Antonio José Candel
La verdad y la torería de Roca Rey, y las ganas de agradar a sus paisanos de Filiberto Martínez fueron las notas que sonaron con más musicalidad en una tarde en la que el coso calasparreño de “La Caverina” se llenó hasta la bandera para presenciar un mano a mano que ya prometía ser reñido desde la autoexclusión de Ginés Marín. Sí. Así es. Han leído bien. Autoexclusión.
Inauguró la tarde un Filiberto que pronto se puso a torear con el capote a pies juntos. El de Calasparra consiguió depurar con la mano diestra los vuelos de “Volador”en una faena a la que le faltó un punto de entrega para calar con contundencia en los tendidos. Labor y estocada de mérito que valieron la primera oreja de la tarde.
El segundo de la tarde, fuera de concurso por la Espiga de Oro, salió muy justo de fuerza. Descoordinado quizás. Pero delante tuvo a un entregado y firme Roca Rey. Ajustadísimo el quite por chicuelinas. Más tarde, una demostración rotunda de capacidad y actitud. También con estos novillos. Él puso la casta y la emoción que esta res necesitaba: despliegue de técnica y de valor. Se tiró a matar pero pinchó. Dejó después la estocada y cortó su primer apéndice.
El tercero capítulo estuvo protagonizado por un bonito jabonero de nombre “Bailador”, que presentaba evidentes problemas de visión. Con el utrero rajado desde el principio del trasteo, dibujó de la nada una serie emocionante por el pitón derecho. Tras pinchar y dejar una estocada entera, Filiberto saludó la ovación.
Ante “Rabesito”, que hizo cuarto, Roca Rey volvía a emocionar en el quite por tafalleras. Muestra de compañerismo y respeto al brindar la muerte de este novillo a Filiberto. La emoción, esa característica tan fundamental como innata en el mundo de los toros volvía a ser coprotagonista con un Roca Rey firme. Valiente. Comenzó con estatuarios ajustados. Los “¡uy!” en los tendidos destapaban esa emoción. Se lo llevó a los medios para endosarle una serie de sublimes derechazos. Volvía a pinchar y, aunque enterró una estocada contraria, difuminó con la Tizona un triunfo mayor. Oreja.
“Alterado”, quinto del festejo y último del lote de Filiberto (cuya labor con este novillo no contó para la pugna por la Espiga de Oro), no se cansó de acudir con calidad y emoción al engaño de su matador. Después de devolver el brindis a su compañero de cartel, hizo surgir un buen toreo, ligado y con cierto ritmo con la derecha. Volvió a faltar ese punto de entrega. Mató de estocada baja.Oreja.
Con el sexto, el esperpento a lomos de un caballo de picar se hizo presente en el albero de “La Caverina”. Este negro mulato, el más serio del encierro de Toros de la Plata, sufría uno de los “puyazos” más escalofriantes que he visto en una plaza de toros. Imagino (o quiero imaginar) que el delegado o, en su caso, el presidente del festejo tomaran nota. Después de todo esto, la embestida de “Monrrado” fue descompuesta. Brusca. Sin opción de lucimiento. Roca Rey mató de estocada caída y saludó una calurosa ovación.
Ficha del festejo: Plaza de Toros de “La Caverina” (Calasparra). Segunda de Abono de la XXVI Feria Taurina del Arroz. Lleno en los tendidos. Novillos de “Toros de la Plata”, desiguales de presentación y juego. Destacó la calidad del quinto.
Filiberto Martínez:oreja, ovación con saludosy oreja con petición de la segunda.
Roca Rey: oreja, oreja con petición de la segunda y ovación con saludos.