lunes, 6 de septiembre de 2010

Videos. Goyesca de Ronda. Ponce al infinito.

Por Pedro Abad-Schuster

Los dos videos de la Goyesca de Ronda, celebrando 225 años de la plaza y la corrida número dos mil del maestro valenciano Enrique Ponce están en links (copiar y pegar): http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/04/toros/1283619143.html http://www.abc.es/20100904/cultura-toros/corrida-goyesca-201009042012.html

El acontecimiento sin parangón tuvo lugar en la bicentenaria Plaza de Ronda, en su tradicional corrida Goyesca. Ningún otro diestro ha alcanzado en la historia del toreo la mítica cifra de 2,000 corridas, por lo que Enrique Ponce añade un nuevo hito a los muchos que ya jalonan su impresionante trayectoria profesional, fulminando cifras y récords anteriores. Estos 2.000 festejos incluyen las corridas toreadas en España, Francia, Portugal y América. Así pues, el nombre del gran torero valenciano figura ya por derecho propio y escrito son letras de oro a la cabeza de las grandes figuras entre los tenidos por más poderosos junto a Paquiro, Lagartijo, Guerrita, Gallito, Marcial, Domingo Ortega, Luís Miguel Dominguín y Paquirri, como también entronca con los tenidos por más grandes del nuevo clasicismo que creó Antonio Ordóñez, seguido por José María Manzanares padre. No obstante, ninguno de los mencionados tiene una historia comparable a la de Ponce, pues ninguno de ellos logró permanecer en la cumbre durante dos décadas consecutivas sin descansar una sola ni padecer largos baches

Enrique Ponce nació en Chiva (Valencia) el 8 de diciembre de 1971 y debutó con picadores en la vecina Castellón el 9 de marzo de 1988. La alternativa le llegó el 16 de marzo de 1990 de la mano de Joselito y con Litri como testigo y toros de Moura.

Se lidiaron seis toros de Zalduendo, justos de presentación, mansos y flojos excepto los nobles cuarto y quinto. Enrique Ponce: Palmas; oreja tras aviso. Francisco Rivera Ordóñez : Oreja; dos orejas. Sebastián Castella: Silencio; palmas. La plaza colgó el cartel de "no hay billetes" en tarde calurosa.

Al repetidor cuarto, que le correspondió a Enrique Ponce, el maestro valenciano le planteó una faena muy técnica en la que no quiso obligarle en los primeros compases. Así, su labor fue creciendo conforme avanzaba la faena con series estimables por ambos pitones con estéticos muletazos que recibieron el respaldo del público que llenaba los tendidos. Los circulares finales y pases con la rodilla flexionada a favor de tablas fueron el colofón a una faena emborronada con los aceros. Se tuvo que conformar con una oreja. Menos fortuna tuvo en el que abría plaza, justo después de recibir una placa de manos de Pepe Ordóñez, hermano del maestro Antonio, y de Cayetana Rivera, la hija del empresario y matador. El animal acusó en exceso su falta de fuerza y casta; a lo que se unió una sosería que su matador no pudo superar.

Fuente: ABC/de toros en libertad. .