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Una Feria como la de Sevilla se compone de dos tipos de festejos, algunos de lujo en las mejores fechas con diestros reconocidos como figuras, y otros en lo que se anunciará matadores en situación de subir su cotización a la espera de un triunfo en un ciclo tan sonoro como el la Maestranza. De los carteles conformados por las figuras poco hay que comentar. La empresa coloca a los toreros con la ganadería que eligen, se repiten toreros hasta la saciedad y serán fechas de relumbrón en parte por los artistas, en parte por las fechas.
Por otra parte, la empresa, conocedora de que hay días en los que la masa va a los toros por inercia sin saber ni quienes torean, pone el sábado de farolillos un cartel con los espadas llamados mediáticos. No hay nada en contra de este tipo de toreros, pero este año vuelve El Cordobés a Sevilla después del soberano petardo de hace un año con la de El Pilar. No es su primer petardo en esta plaza; incluso habría que echar un vistazo a Sevillatoro para ver qué ha hecho este torero en Sevilla desde su alternativa de lujo en 1993. El Cordobés repite siempre, pero quienes cortan trofeos en Sevilla y en Madrid con toros de verdad siguen ansiosos esperando las migajas de los carteles de relleno, donde se lidia lo que nadie quiere y donde les pagan una miseria en comparación con lo que cobran los de la primera fila.
En estos momentos quedan alrededor de diez puestos para completar la nómina de matadores de la Feria de Abril de 2010, según lo que ha trascendido. Y quedan por colocar espadas de una dignidad tremenda, como José Luis Moreno, Curro Díaz, Diego Urdiales, Antonio Nazaré, Pepe Moral, Oliva Soto, Iván Fandiño, Luis Vilches, Sergio Aguilar, Francisco Javier Corpas, David Mora, hasta Salvador Cortés, con un montón de orejas en la Maestranza, está aún sin colocar. Este tipo de lidiadores no serán nunca la base del brillo de este ciclo, pero una Feria no se puede medir por las combinaciones de fuste, sino que requiere una valoración por esos carteles que se consideran inferiores y donde se juega el futuro del toreo. No se olvide que El Cid toreó muchos años en Sevilla una corrida en la preferia con un tipo de ganado que a nadie apetecía. La empresa lo colocaba siempre de telonero, y gracias a esas oportunidades, lógicamente también por el esfuerzo del torero y también a sus triunfos en Madrid, ahora torea cuatro tardes en el abono sevillano. Como simple aficionado siento una profunda indignación por el hecho de que ya tengan fecha en Sevilla muchos eternos fracasados y que el riojano Urdiales ande aún a la espera tras dejarse la piel ante toros difíciles en plazas de responsabilidad. O que Julio Aparicio, porque está tocado con el sello del arte, tenga un trato preferente al de matadores como Salvador Cortés, José Luis Moreno o Luis Vilches.
Por otra parte, la empresa, conocedora de que hay días en los que la masa va a los toros por inercia sin saber ni quienes torean, pone el sábado de farolillos un cartel con los espadas llamados mediáticos. No hay nada en contra de este tipo de toreros, pero este año vuelve El Cordobés a Sevilla después del soberano petardo de hace un año con la de El Pilar. No es su primer petardo en esta plaza; incluso habría que echar un vistazo a Sevillatoro para ver qué ha hecho este torero en Sevilla desde su alternativa de lujo en 1993. El Cordobés repite siempre, pero quienes cortan trofeos en Sevilla y en Madrid con toros de verdad siguen ansiosos esperando las migajas de los carteles de relleno, donde se lidia lo que nadie quiere y donde les pagan una miseria en comparación con lo que cobran los de la primera fila.
En estos momentos quedan alrededor de diez puestos para completar la nómina de matadores de la Feria de Abril de 2010, según lo que ha trascendido. Y quedan por colocar espadas de una dignidad tremenda, como José Luis Moreno, Curro Díaz, Diego Urdiales, Antonio Nazaré, Pepe Moral, Oliva Soto, Iván Fandiño, Luis Vilches, Sergio Aguilar, Francisco Javier Corpas, David Mora, hasta Salvador Cortés, con un montón de orejas en la Maestranza, está aún sin colocar. Este tipo de lidiadores no serán nunca la base del brillo de este ciclo, pero una Feria no se puede medir por las combinaciones de fuste, sino que requiere una valoración por esos carteles que se consideran inferiores y donde se juega el futuro del toreo. No se olvide que El Cid toreó muchos años en Sevilla una corrida en la preferia con un tipo de ganado que a nadie apetecía. La empresa lo colocaba siempre de telonero, y gracias a esas oportunidades, lógicamente también por el esfuerzo del torero y también a sus triunfos en Madrid, ahora torea cuatro tardes en el abono sevillano. Como simple aficionado siento una profunda indignación por el hecho de que ya tengan fecha en Sevilla muchos eternos fracasados y que el riojano Urdiales ande aún a la espera tras dejarse la piel ante toros difíciles en plazas de responsabilidad. O que Julio Aparicio, porque está tocado con el sello del arte, tenga un trato preferente al de matadores como Salvador Cortés, José Luis Moreno o Luis Vilches.