martes, 18 de noviembre de 2008

¿Quién moraliza al moralizador?

Esta frasesita la dije hace muchos tiempo, cuando emergió en el ambiente taurino-político el alcalde Leyton y su secuaz entonces Rolando Tapia, quien ahora parece haber sido enviado al bando contrario. Aquí recogemos lo publicado en la página taurina de Expreso ayer.

Ya lo advertí en un artículo anterior, aquí no tragamos que se coja de excusa la aplicación del reglamento y la defensa del público, para tener protagonismo o trincar dinero. Lo señalo a propósito del movimiento que veo genera el tal Rolando Tapia como paladín de la honradez exigiendo, a nombre del aficionado, la correcta aplicación del reglamento.

Inadmisible viniendo de quien fuera el año pasado asalariado de la empresa y en ese entonces consejero del alcalde. Ahora, en la otra orilla, sólo busca su beneficio. Tengo ante mí una serie de denuncias contra este sujeto (de dominio público en la web del PJ).

Los denunciantes son diferentes en cada caso –Pedro González, Zoilo Enríquez, Félix Liz Huisa y otros– y las causales: apropiación ilícita común, difamación, libramientos indebidos, colusión ilegal y demás.

También tengo en mi poder dos recibos por honorarios de noviembre de 2007, emitidos a nombre de este sujeto y cancelados por Taurolima, ambos por mil soles cada uno. ¿Y este individuo va a defender los derechos de los aficionados? ¡Que se cuiden los idiotas y los incautos!


A mi también me llegaron recibitos. Los envió un señor identificado como Carlos Alfredo Castro y le reclama, en un correo que también fue dirigido al mismo Tapia entre otros caballeros, que muestre y demuestre haber realizado el análisis post mortem el año pasado, porque según manifiesta ese correo, jamás se hicieron. Esto quiere decir que Tapia habría cobrado (a Taurolima) por algo que no ejecutó, que no realizó.