domingo, 20 de marzo de 2011

Silveti pierde un importante triunfo por la espada en Valencia





Por Laura Ruiz

Miguel Giménez abrió plaza con un ejemplar manejable al que le faltó fuerza y que fue quedándose cada vez más corto en la embestida. El novillero lo intentó, justificándose y mostrando un buen concepto del toreo, que no acabo de redondear. Mató de pinchazo, media tendida y descabello. Palmas.

En el segundo salió con ganas, recibiéndolo con varias largas cambiadas, pero fue un novillo difícil, de embestida descompuesta, ante el que Giménez acusó su falta de oficio. Mató de algo más de media estocada en buen sitio. Palmas.

Diego Silveti a su primero le realizó un buen recibo a manos bajas y después le dispensó un quite por gaoneras, pasándoselo por la taleguilla. Ya con la espada tuvo que templar la embestida del novillo e imprimirle ritmo, obligándolo y tirando de él siempre con la muleta. Una buena tanda de derechazos hizo sonar la música, pero fueron los naturales con sabor y profundidad los que calaron en el tendido. Diego toreó con despaciosidad, gustándose y pasándoselo muy cerca, dándole el tiempo necesario al animal, quien siempre protestó por el pitón derecho. Cerró con unas emocionantes bernardinas en un derroche de valor, que el público aplaudió con fuerza. Mató de dos pinchazos y estocada, perdiendo así las orejas. Ovación.

Al quinto le realizó un quite variado, al estilo mexicano, que gustó. El astado resultó con poca fuerza y de embestida a media altura por lo que costó templarlo en los inicios con la derecha, pero al natural logró hacer sonar la música enganchando atrás al novillo y llevándolo largo, con la mano baja. El burel comenzó a quedarse corto y se hicieron necesarios la técnica y los recursos para ligar las tandas, mostró Silveti su disposición, estando siempre el novillero por encima de las cualidades del novillo. Cerró con manoletinas. Mató de pinchazo y estocada tendida, quedándose sin la opción de tocar pelo. Ovación.

López Simón pechó con el peor lote por lo que a pesar de intentarlo y andar muy en novillero no tuvo opciones reales de demostrar las aptitudes que se le adivinaron. Su primero fue reservón y se quedó siempre algo corto, pero el novillero se mostró resolutivo, anduvo cruzado ante el astado y tiró de él con la muleta, realizando una buena labor que le fue premiada con la vuelta al ruedo, tras la petición de oreja desoída por el presidente.

El sexto resultó aún peor, un novillo de embestida descompuesta que logró desarmarlo varias veces y ante el que poco o nada pudo hacer. Palmas.