Por Pedro Abad-Schuster
El link de la corrida está en la siguiente dirección (copiar y pegar): http://www.plus.es/feriastaurinas/player_video.html?xref=20100707pluutmtor_1.Ves
Pamplona, miércoles 7 de julio de 2010. Lleno. 6 toros de Peñajara, bien presentados, mansos, flojos, sin clase, bruscos y complicados en general. El 3ro, aunque muy flojo, metió mejor la cara. Algunos de los Peñajara se movieron, casi siempre a la defensiva, sin entrega, sin meter la cara como los buenos, sin humillar y pegando cabezazos casi siempre como para quitarse el trapo de delante. Diego Urdiales; silencio, silencio. Luís Bolívar: silencio, silencio. Salvador Cortés; ovación, silencio. La terna anduvo con dignidad, aseada, intentándolo casi siempre, y sólo hubieron dudas fundadas en un Bolívar que pechó con un quinto de cuidado. Una corrida donde el mal juego y clase del ganado imposibilitó la creación de arte, aunque la terna se justificó con creces.
Luis Bolívar de Colombia, en el 2do de la tarde, un castaño algo tocado de pitones de 585 kilos. Iba con la cara a media altura y sin entrega, tras una larga afarolada genuflexa. A la muleta llegó punteando el trapo del colombiano, ensuciándole los muletazos. El diestro intentó rematarlo siempre por alto, para evitar caídas. Tras reponer en algún que otro pase, se paraba sin clase alguna. Cambiada la mano a la zurda, consiguió arrancarle algún pase suelto a base de pico. Faena voluntariosa pero sin lucimiento posible y sin demasiada fe en sus posibilidades. Estocada entera, sin pasar, con pérdida de muleta. El 5to de la tarde con 625 kilos, castaño bragado, delantero, manso, bronco, mirón, incierto en sus arrancadas, que iba con la cara alta. Bolívar se dio cuenta de que si algo tenía era por el pitón zurdo y cogió la muleta por ese pitón. Allí llegaron algunos lances donde a punto estuvo de meterlo en la faena, pero no pudo ser; al cambiar a la derecha –no debió hacerlo-, a pesar de la voluntad y entrega, el trasteo se vino abajo definitivamente. Metisaca bajo, dos pinchazos feos y media tendida y caída.
Diego Urdiales, en su 1ro, un precioso toro castaño de 530 kilos -110 menos que el mayor de sus hermanos-, delantero y con leña, mansito en varas, y luego bruscote, con genio, andando con la cara a media altura y yendo a menos, problema de casta, sin duda. Diego Urdiales lo paró con alguna verónica apreciable. Aguantó las primeras geniudas embestidas a la franela, dándole salida en paralelo, como lógico desahogo y quizá rematando demasiado por alto los lances. Dándole distancia, para aprovechar esos ímpetus iniciales del bicho, colocado en su lugar, lo iría intentando meter en la muleta en una serie corta, en la que el toro iba acortando su viaje con los sucesivos pases. Cambió a la zurda, pero ya no humillaba nada, Diego tiraba lo que podía de él, siempre con aplomo y deseos de agradar. Estatuarios y estocada entera, apenas un dedo desprendida, de buena técnica. En el 4to de la tarde, de 620 kilos, castaño bragado y salpicado, animal brusco, manso, yendo a peor a medida que transcurrió el trasteo. Quizá le sobraron esos muletazos iniciales, por alto, y hubiera requerido más castigo inicial por bajo. Mediada la faena llegaron dos o tres derechazos más mandones, tirando de él. El toro volvería a sus violencias, acortando el viaje y Urdiales al fin optó por acortar distancias, meterse entre los pitones y pegándose un arrimón de los de verdad, poco lucido, pero entre los pitones, con indudable valor y entrega. Buena estocada por arriba después de pinchazo.
El sevillano Salvador Cortés con el 3ro de la tarde, el toro de la corrida, de 560 kilos, sardo –ensabanado capirote-, tocado y con abundante leña por delante, y aunque manso y bastante flojo, al menos con lo necesario para meter la cara de tanto en cuanto con verdadera clase. La flojedad la mostró cayéndose un par de veces antes de salir los de a caballo, lo que creo motivó que luego siguiera cayéndose y a veces tardeando o sin continuidad en sus embestidas. Una pena, porque Cortés anduvo intentando llevarlo en redondo, casi siempre colocado o al hilo, a veces algo brusco en los toques hacia fuera –sobre todo al inicio de la faena-, pero luego más templado y suave, sacándole algunos muletazos de mucho gusto clase. Lástima que el trasteo, en parte por el toro y algo por el espada, fuese una auténtica montaña rusa: lo mismo subía la intensidad de lo realizado, que bajaba a cotas de mucho menor interés. Acabó el sevillano con un arrimón populista, y tras pinchar por arriba y matarlo de una entera desprendida, la cosa quedó en ovación. El 6to que cerraba plaza, con 640 kilos, capa negra, bragado corrido, bizco del pitón zurdo aunque tocado del diestro, y de condición mansa, brusca, con escasa calidad y flojo de fuerzas. Lo intentó Cortés, colocado las más veces, pero sin conseguir meterlo en el muleteo, por la escasa calidad del animal. Pinchazo sin pasar precedería a una entera por arriba. Una corrida donde el mal juego y clase del ganado imposibilitó la creación de arte, aunque la terna se justificó con creces. (Fuente: cope)
Fotos: http://www.mundotoro.com/auxiliar/galerias2010/Pamplona07072010/fs_aux.html