martes, 13 de abril de 2010

Video: 5ta de Sevilla. Fuerte cornada a Macías y 6 silencios sepulcrales. Palha defraudó.

Por Pedro Abad-Schuster

Sevilla, martes 13 de abril de 2010. Media plaza. (Link de video):
http://www.plus.es/feriastaurinas/player_video.html?xref=20100413pluutmtor_1.Ves

Toros de Palha, mal presentados, mansos, descastados, broncos y alguno peligroso. Sólo el primero cumplió en varas. La casta, la que da motor y sentido a cuanto acontece en el ruedo ha estado ausente. Uno y otro más fueron pasando los toros de Palha con innoble condición, sin una sola arrancada con entrega, ayunos de su condición principal, la acometividad franca –no exenta de complicaciones-, esa búsqueda de los engaños y de embestir hacia delante.

Serafín Marín (de Barcelona): silencio y palmas. Arturo Macías (de Aguascalientes): silencio y pasó a la enfermería en el 5to por cornada extensa y limpia de 2 trayectorias – 20 y 10 cmts. Iván Fandiño (de Viscaya): silencio y silencio.

La deslucida corrida de Palha, peligrosa, vacía de casta y falta de raza y fuerzas, ha dado al traste con las ilusiones de una voluntariosa quizá hasta la exageración, con una perseverancia sin sentido. Sobró pundonor, sobro voluntarismo; hoy era una corrida de abreviar con entera justificación.

Angustia vivida en las postrimerías de la tarde al ver traspasada la pierna del valeroso torero mexicano, arrancado de la lid por la siniestra y aciaga guadaña del quinto, por intentar lo que no era posible. Y el serio olor a cloroformo que desprendías las aviesas puntas del que cerró la corrida.

El mexicano Arturo Macías hacía su presentación en La Maestranza de Sevilla. Fue cogido sin ser prendido en el que abrió plaza, al hacer un quite por gaoneras y un de frente por detrás, que desgarró por completo la taleguilla de un puntazo. Con un pantalón blanco prestado salió a lidiar el segundo de la tarde de 515 kilos, anovillado, de poco cuajo, impresentable para Sevilla. Manseó en todos los tercios, para acabar mular de carácter. Tras mucha porfía al fin consiguió que se le arrancase hacia los medios para darle dos pases cambiados por la espalda. Y es que no iba claro, tardeando para dar luego el correspondiente arreón e ir acortando el viaje en lo sucesivo, con la cara a media altura y saliendo muchas veces distraído. Lo intentó el azteca, pero era como intentar sacar arte engañando a un borrico. Un arrimón final terminó por desengañar al cuadrúpedo, iniciando una rajada que limitó el diestro, antes de que se parara. Una estocada baja y trasera, un aviso y dos descabellos para verlo doblar por su propia pata.

El quinto que propinó la grave cornada a Arturo Macías fue un toro de 540 kilos, manso y complicado. Salió codicioso, apretando a Macías, que hubo de sacárselo a los medios perdiendo capotazos. Pero tras las varas y llegar con el mismo genio a la muleta, se defendía en los medios con cabeceo, reposicionándose el torero para empezar la serie. Un primer pase con una colada y un segundo con cornada en el muslo derecho tras ser zarandeado con violencia. Bien es verdad que Macías le presentó el pico de la muleta, en las cercanías, y con la muleta por detrás de la pierna de entrada. Lo finiquitó Serafín de una buena estocada, un poco trasera.

El catalán Serafín Marín regresaba a la Maestranza tras tres años de ausencia. En primer lugar se topó con un toro bravo en el caballo; Se acostó el de Palha en el primer muletazo de tanteo por el pitón derecho y acto seguido desarrolló peligro por ambos, por lo que el trasteo de Marín no levantó el vuelo. Lo mató rápido pero mal. Con el cuarto, un burraco de preciosas hechuras y que pareció hacer mejores cosas durante la lidia, Serafín hilvanó en el tercio la serie de muletazos más ligada de lo que iba de corrida sobre la mano diestra. Puro espejismo. Pronto le costó un mundo desplazarse y pese a los intentos del catalán el lucimiento fue imposible.



También se presentaba ante la afición hispalense el torero de Orduña Iván Fandiño, que lanceó con buen estilo a su primero, ganándole terreno y rematando con una despaciosa media. Llegó más descompuesto a la muleta el de Palha, lanzando un molesto tornillazo, pero se encontró con un torero dispuesto y muy firme que nunca dio un paso atrás, logrando algún muletazo de bella factura pero de ligazón imposible. El último fue un marrajo de horribles hechuras de 560 kilos, con pelo de invierno en el testuz y cabeza gorda, negro, algo acapachado de defensas, manso y verdaderamente peligroso. Debió quitárselo de en medio nada más iniciar el trasteo, porque desde que salió fue brusco, con la cara alta, mirando y midiendo, con genio para desarrollar peligro evidente al tercer muletazo. Reservón y arrancándose con genio a tiro hecho –cuando creía coger presa- era un regalo envenenado. Cinco intentos de series y pitos de angustia en el público convencieron a Fandiño que abandonase tan improductiva como arriesgada labor, no sin verse antes casi arrollado y cogido por el presunto homicida. La muerte se presentaba conflictiva, porque el animal se tapaba con la cara alta, por ambos pitones, pero, tras dos pinchazos con problemas, lo cazó al fin, de una entera por arriba con habilidad. Y al fin respiramos todos, con el recuerdo desabrido y triste de la tragedia sufrida en la carne y en alma de aficionado.

(Fuente: cope)