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Millones de euros vale el campo bravo español ¿quién cuantifica en el Perú?
Según un informe sobre el campo bravo español que realiza el portal español Mundotoro, se conoció esta semana que la ganadería de lidia española conserva cientos de miles de hectáreas valoradas en 1.862 millones de euros. A su vez ellos recogieron el dato del estudio geográfico-económico de la Unión de Criadores de Toros de Lidia en colaboración con el abogado David Valderrama y La Economía del Toro, plataforma que defiende la fiesta por esos lares.
En el estudio que realizaron se incluyó "529 fincas vinculadas a 360 ganaderías de la Unión de Criadores de Toros de Lidia; en total, unas 280.450 hectáreas que engloban más de la mitad de los animales censados en el campo bravo. Es decir, que la valoración económica del territorio salvaguardado por la crianza del toro bravo sería aún mayor si el estudio se ampliase a otras zonas".
Otros datos que incluye el informe están relacionados con la crianza en el campo rural: Dimensión media de cada ganadería asciende a 1,5 fincas; cada finca conserva una superficie de 530 hectáreas; a cada ganadería le corresponde una superficie media de entre 795 y 824 hectáreas; los tipos de suelo que existen en el campo bravo y en cada finca son el 78% pastos y dehesas, el 14% son tierras de secano y el 8% son tierras de regadío.
En el valor de mercado de los predios, estima en promedio 400.000 euros para el conjunto de inmuebles existentes en cada finca, los cuales pueden tener datos más o menos altos, dependiendo de la ganadería. El valor medio de cada hectárea es de 5.886 euros. El precio más caro se sitúa en la Comunidad de Madrid, con 9.260€/ha. El más barato lo encontramos en Castilla-La Mancha, con 3.575€/ha. Más de la mitad de las hectáreas valoradas (el 51,4%) está en Andalucía, donde el precio medio es de 6.854€/ha. La explotación media tiene un valor comprendida entre los 4.7 y los 4,9 millones de euros.
¿Y en el Perú?
Ante tanta información, que trasluce un régimen de existencia que obedece a un sistema estructurado y regulado por la ley, me preguntó ¿qué tanto de esto tenemos en el Perú? Hasta donde conozco, nada parecido.
No existe una ley marco para la actividad, tampoco la que reconozca la tradición taurina del Perú como patrimonio cultural.
En cuanto a uniones, asociaciones, agremiaciones de ganaderos existen casi como club de amigos, o de enemigos (Comité Nacional de Criadores de Ganado de Lidia del Perú entre otras), y hasta donde conozco tampoco se trabaja coordinamente en pro o bien del toro de lidia. Sólo se le tiene como un bien comercial criado con afición claro está, pero sin ver en conjunto por la preservación de su especie, trabajando conjuntamente en lo nacional o continental.
Tanto que no existe en nuestro país un registro genético del toro de lidia que brindaría la formalidad requerida para la actividad, porque el propietario tendría un producto respaldado en su procedencia reconocida por el Estado y el espectáculo y los aficionados tendrían la seguridad de un registro de nacimiento y procedencia del toro que se lidie en las plazas, según sea en festival, novilladas o corridas.
Increíble me resulta que en los albores del Siglo XXI, recordamos como último –o único- apoyo al toro de lidia, la promulgación del decreto supremo del año 1984 Nº 011-84-AG, aún no derogado, firmado por el Presidente Fernando Belaúnde Terry, que a la letra dijo: “Declárese de interés nacional la crianza del ganado vacuno de lidia y por lo tanto especie a preservar”.
Según un escrito del Ingeniero Bartolomé Puiggrós del año 2010, el Perú tenía alrededor de 25 mil cabezas de ganado de lidia y señalaba que podría ser el doble si se tiene en cuenta la cantidad de ganado de media casta o cunero que se cría y se lidia también a lo largo y ancho de la geografía taurina de nuestro país. Cifras que tendrán que haberse incrementado dado el número de festejos por año que se registran en el país, que desde el año señalado a hoy, se ha incrementado casi en 25%, alcanzando los 600 festejos al año con ganado de casta.
Como él, pensamos que el “Ministerio de Agricultura debería ocuparse del asunto, empezando por abrir el libro de registro de la raza, con declaraciones de nacimientos de las ganaderías constituidas y muchas más en formación, de pura casta que hay en el país, que así verían que el Estado se preocupa por ellos y reconoce el tremendo efecto multiplicador económico que generan con la realización de las corridas de toros en el Perú”.
El Caballo de Paso del Perú lo tiene por Resolución Ministerial Nº 00411 90-AG/DGG de 25 de abril de 1990, que aprobó el Patrón del Caballo Peruano de Paso con las características morfológicas y funcionales adecuadas a la raza. Y así les va.
El toro, la actividad y la tradición requieren de un cambio estructural para mirar al futuro con seriedad. Quién pone la primera piedra.