A gran nivel con impronta de toreo a gusto y por pasajes relajado dejó el colombiano Cristobal Pardo que cortó oreja a otro de Pimentel que tuvo son para embestir y cuajo. Lucido con los palos, al violín el ultimo, construyó de muleta una faena templada con numerados de buena factura especialmente con la zurda. Se gustó y gustó Pardo.
También cortó oreja Tomás Lopez con el novillo que mas cómodo dejo estar, terciado y muy noble, faenó a placer desde la capa y con la pañosa templó muletazos de largo trazo que coronó con la espada.
Menos fortuna tuvieron los españoles Jose Luis Gallegos y Francisco Corpas, con dos novillos que del desconocido hierro de San Miguel Arcangel que recortaron el recorrido y se revolvían buscando. Echaron mano de técnica y porfiaron de mas para estar delante buscando lucimiento y un triunfo que no llegó.
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