Esta corrida no fue un corridón triunfal, absoluto y total, aunque vimos torear estupendamente y muchísimo, ya que la deshumanizada presidencia de la plaza nos rompió la suerte. Cuando una corrida está enrumbada hay que dejarla ir por su propio camino y no es de recibo que un burócrata leguleyo como era este juez nos jodiera la tarde con sus "malos farios", que es lo que los gitanos dicen que poseen aquellas personas que propician la mala suerte....
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