sábado, 8 de mayo de 2010

Umbral de indignación

Post de Rosa Jiménez Cano en blog El País
Hace unos años por una tarde como esta, el ruedo se hubiera llenado de almohadillas. Hoy daba lo mismo . El Capea se preguntaría qué pasaba cuando al salir de una tanda, miraba al tendido y nadie aplaudía.

Todo está bajo control. Los taurinos saben que este San Isidro es tan largo como para que los aficionados no vayan siempre, sólo de cuando en cuando. Hoy mucha gente ha ido sólo porque le invitaban. Esto de una feria larga y gente aburrida tiene su lado bueno para los empresarios: La gente rota, convida a otros y nunca termina de hartarse.

Si todos los días fuésemos los mismo otro gallo nos cantaría. No se permitiría que se aplaudiera a Javier Cortés por ligar tres muletazos, largos, muy largos, pero en línea. ¿Qué sentido tiene esto?

Hoy era sun confirmación de alternativa. Es el mejor parado de la tarde, pero aún así tendría que pensar y no llevarse a engaño. Tiene valor y buen concepto, no tendría que abusar tanto del "toreo moderno" si quiere ganarse los favores de Madrid.

Uceda Leal estuvo pasota. El Capea estuvo mal. Sin paliativos O como sólo él sabe. Con su toreo mecánico, lleno de tics y encima con una cuadrilla para replanteárselo. Menos mal que Zamorano lo resolvió de una manera de dudosa legalidad. Un peón puso los tres pares de banderillas al quinto de la tarde. La corrida de Bañuelos fue un fiasco. También los remiendos de José Luis Osborne.

Lo dicho, una tarde para la resignación. No queda ni ánimo para indignarse.